20 de mayo de 2007

NUESTRO CUENTO


Esta semana hemos estado realmente perezosos con este proyecto. Lo que me invita a pensar que es hora de darlo por terminado. Así que espero de vosotros un digno final o un deseo explícito de continuarlo...


Y parece como si mi soledad se hiciera más patente y solitaria, como si dentro de una sordera resignada y cometida, se diera paso al hambre de alguna migaja de ruido por compasión. Y entonces decido ¡después de tanto tiempo! salir a la calle, perderme entre la gente empaparme de sus palabras, de sus gritos, de sus risas. Pero al llegar al portal empieza a llover con fuerza y ... no tengo paraguas. Nunca he tenido paraguas...el por qué no he tenido paraguas no lo he sabido nunca y mira que me lo he preguntado veces, quizá sea que la propia coraza que he ido urdiendo con el tiempo, ha cobijado el vulnerable organismo que he sido siempre. Quizá si hubiera tenido un paraguas hubiera salido antes de casa. Aunque ha debido ser otro el motivo que me ha hecho estar tanto tiempo paralizado sin decidirme a salir a chapotear en los charcos. Desde muy niño me gusta dejarme mojar por la lluvia y los aromas de la primavera. es esta maldita cadena de rutina y tristeza. Sí, hoy es un buen día para buscar la llave. Claro, que ya me lo dijo mi madre, un día de estos perderás la cabeza, como para encontrar la llave. Será por eso, por mi mala cabeza aún no perdida del todo, que no sé como he podido llegar aquí. Tengo frío; estoy completamente empapado, y el parque, solitario. A lo lejos se escuchan los murmullos metálicos que nacen en la estación de trenes. Rebusco en mis bolsillos, pero no encuentro el billete. Ese billete de color azul que no recuerdo haber sacado. Si lo recordara, me acordaría de que jamás lo había sacado. En el fondo no quiero ir a ningún sitio, ni quedarme aquí. No sé que quiero ni cual es mi misión, nunca supe qué hacer en esta vida. Los días me agotan y las noches me asustan. Creo que mi vocación siempre ha sido y será la misma, parasito social. Pero enfín, ¡algo tendré que hacer! no me voy a quedar aquí empapado y eso, sin saber cuánto tiempo me van a dejar aquí "ellos", ¡encima sin paraguas!. A mí, por sugerir algo, me gustaría que me invitaran a tomar un té caliente, o no, mejor un brandy doble. Si lo hicieran, podría hablarles de distintas cosas, por ejemplo una de ellas: lo mucho que me desconozco... Lo mucho que me desconozco ... y yo creyendo saberlo todo, entender de todo, tener todas las respuestas. Yo ... que me creía sujeto acabado, completo, perfilado y heme aquí dubitativo ... Creo hizo mella en mi y en el entorno que me rodea. Porque me encomendaron la mision ¿de cuidar al hombre?... Siempre fui un cobarde y Él lo sabe, aun asi... no entiende que yo no soy capaz de cuidarme yo mismo, como voy a cuidar de tan tamaño dislocacion...

Cuidar, que peregrina actividad, bastaría con que me cuidara a mí mismo para sentirme agotado.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Es el momento. No sé porqué lo siento, pero ahí está, es el momento de poner a todo esto un digno punto y final.

Larrey dijo...

Poner las cosas en orden. Cerrar las ventanas, las puertas y no mirar atrás.

ralero dijo...

Así que hoy he decidido poner fin a tu recuerdo, cerrar el paraguas y dejarlo que camine solo y libre bajo la lluvia. Sólo esperando que, como yo, no sucumba de humedad acumulada en sus entrañas.

Anónimo dijo...

Aunque sé que es más fuerte que yo misma pero tengo que poder, tengo que poder, me ahogo ¡ qué sentido tiene sufrir, sufrir, sufir! ya está bien no quiero saber nada de tí, quiero hacerte desaparecer desimpregnarme de tí...porque no puedo vivir así, no puedo, no
p- u e- d- o-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Mar Sánchez dijo...

... y mientras el aire helado hacia que mi penitencia se sintiera libre, cerre los ojos para pensar en ella por ultima vez... mientras el vertigo hacia estragos en mi estomago, decidi respirar esa paz que me daba poder volar...