Los madrileños queremos un gobierno que hipoteque su ciudad por la egolatría tunelera de su alcalde, un gobierno que destroce la sanidad pública, primando escandalosa y objetivamente la privada, y va camino de repetir la jugada con la educación; queremos un gobierno incapaz de ofrecer educación gratuita a los niños menores de tres años y concede unas becas de ayuda que son, primero, propaganda insuficiente y segundo, un empujoncito más al sistema educativo privado; los madrileños queremos un gobierno que utilice las multas de tráfico como herramienta recaudatoria, que amplie el concepto parkímetro hasta el ridículo, que suba de manera brutal impuestos como el de circulación o el de vivienda; un gobierno que cree guetos de movilidad a los que solo pueden acceder los residentes; un gobierno que fomente la especulación inmobiliaria y favorezca a los sectores de riqueza que son los motores de la desigualdad social. Los madrileños queremos un gobierno con rutina retadora, desleal al central, capaz de inventar leyes con total de ir en contra de sus decisiones. Eso es lo que queremos los madrileños, lo queremos y con una mayoría aplastante, insultante, sonrojante diría yo. Ahora vendrán los de siempre a decirme que creo que los que no piensan como yo son idiotas, que en otros sitios hacen esto o lo otro, bla, bla, bla. Tengo todo el derecho del mundo a sentirme triste porque mi ciudad haya respondido así a la gestión de sus gobernantes. Es la democracia, desde luego, para eso está, no seré yo quien llame borregos a quienes votan a una determinan organización política. Ellos lo hacen porque quieren, porque se sienten contentos, porque no les gusta la alternativa o porque les da la real gana. Eso es la democracia. Pero a mi me entristece, me entristece vivir en una ciudad que quiere de forma masiva estos gobernantes. Me consuela pensar (y ya se sabe, el consuelo es de tontos) que al menos podré decir que vivo en la ciudad con el túnel de lavado más grande y caro del mundo.
Ahora lo que espero es dignidad torera por parte de los derrotados, que hagan las maletas con la misma sonrisa con la que han hecho el ridículo. Porque los madrileños no creemos en vuestro proyectos, así que entrad en el taller con vuestros mecánicos, arreglad el coche e id buscando nuevos conductores, porque los hay que estamos cansados.
6 comentarios:
Sí, algunos estamos tristes, pese a que "no esperábamos" mucho más.
besos. PAQUITA
Igual es que hay gente que necesita un atentado para ir a votar.
Es voluntad popular.
La verdad es que Peter puede tener razón. En cuanto a la voluntad popular, me vale como fuerza de respeto, pero no de entendimiento. También votaron a Chaves, y no sé yo cuando democrática está siendo su repuesta a los votos
Lo más triste para la izquierda es el purismo de sus votantes.
Lo real es que la derecha vota en masa, y nunca se puede decepcionar, porque ser de derechas es saber que no hay decepción posible.
Ser de izquierdas significa ser más crítico y ético, por eso ir a votar siendo de izquierdas se hace más difícil. La izquierda solo te puede decepcionar, sobre todo dentro de las reglas de este mercado salvaje que cada día tiene mayor poder.
Las utopías hace mucho que dejaron de existir, ya nos hemos decepcionado suficiente la gente de izquierdas.
Es el momento de pensar que lo más importante que nos da la democracia es la opción de votar. Basta de purismos y votemos, sin necesidad de un atentado o una crisis que nos conduzca al límite. Votemos a alguna opción, PSOE o IU o cualquier otro partido de izquierdas, o votemos en blanco para desmarcarnos del sistema, pero votemos. Los resultados electorales variarían.
"El que esté libre de pecado que tire la primera piedra", que esto se lo apliquen todos los votantes de izquierda que cada elección se quedan en casa porque nadie les gusta o no les interesa.
Votemos y dejémonos de purismos. Ya está bien de mirarse el ombligo y de pensar que yo soy lo más ético y el más honrado y el único coherente.
VOTEMOS.
Lleva razón La Encarna, con tanta ética que le echamos al asunto nos jodemos pa´ tiempo.
PAQUITA
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