Cogida a su vieja y cansada mano tiene que tragarse su orgullo y mentir. Si, abuela, todos tus nietos están de camino. Mira la puerta y llora de rabia pensando que no se abrirá.
2 comentarios:
Anónimo
dijo...
Atesoraba tristeza. Nada ni nadie podía consolarle en un momento tan duro como aquel. El día se iba consumiendo, igual que su vida.
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Atesoraba tristeza. Nada ni nadie podía consolarle en un momento tan duro como aquel. El día se iba consumiendo, igual que su vida.
Así dicen ... una madre es para cien hijos, pero cien hijos no son para una madre ¡será ley de vida!
PAQUITA
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