31 de agosto de 2009

EL TRAJE DE NOVIA


No consigue encontrarle el coño con tanta tela. Joder, menuda mierda de vestido, un pastón para esto, piensa ella. Él va levantando tela, y más tela, apartándola a un lado hasta que por fin llega con sus dedos al ansiado destino. No hace falta más, métemela. Está tan excitada que no va a haber juegos preliminares. Se recolocan medianamente hasta que, por detrás y sin demasiada dificultad, la polla entra en el coño; lenta y caliente. La coge de la cintura y empieza a moverse con ansiedad. Los dos tienen prisa por terminar, no pueden alargar demasiado el juego, no es conveniente. Intentan no gemir, por precaución, aunque es inútil, porque los sonidos de sus cuerpos acoplándose son más que evidentes. Ella se agarra a las paredes con la sensación de estar siendo, literalmente, partida por la mitad. Aprieta los dientes, baja la mirada, aprieta el culo rítmicamente contra las embestidas, buscando que la polla llegue hasta lo más profundo de su cuerpo. Con el equilibrio asegurado y en busca de un orgasmo rápido ella misma se acaricia el clítoris, y de vez en cuando le regala una caricia a la polla, que sigue entrando y saliendo con violencia. Con la ayuda de los dedos logra el orgasmo con tremenda facilidad. Me corro, me corro, se susurra a sí misma. Unas intensas contracciones y un leve tic en el ojo ponen fin a la fiesta. Por su parte, claro, porque él sigue el movimiento. Vamos, vamos, tienes que correrte. Saca fuerzas de donde no creía tenerlas para, pese al orgasmo, seguir abrazando la polla con su coño hasta que un gruñido y los dedos en la cintura, como clavos ardiendo, la avisan de que el fin de fiesta será en breve mutuo. Siente con claridad el orgasmo dentro de su cuerpo y como luego el caldo caliente chorrea ligeramente por la cara interna de su muslo. Dame un poco de papel, no puedo salir con la pierna llena de semen. Recuperan el aliento, la compostura y el traje. Se besan, casi por primera vez desde que entraran en el baño. Y se miran el uno al otro la ropa: aquí no ha pasado nada. Salgamos, y ojo, yo primero, que tu hermano me estará esperando para el brindis, ni siquiera ha salido aun la tarta.


MICROS


Esta es la ley de la vida, pensó mientra reprendía a su hijo por algo que él había hecho cientos de veces.

30 de agosto de 2009

¡ YA ESTAMOS DE VUELTA !


Papá, que no estoy cansado, estoy descansando. Rubén, cuatro años.

23 de agosto de 2009

LA COBERTURA


Paso mis días de vacaciones en un rincón del Maestrazgo donde la cobertura es una utopía, una cuestión de suerte, de que Eros sea benévolo con sus soplidos y que la Diosa Tecnología se presente con su divino cableado. Esto afecta a la rutina diaria de un modo maravilloso, apagas el móvil y solo lo enciendes cuando vas a algún lugar que sabes que te va a servir de algo. Pero también afecta al aspecto de las calles. Ya nos hemos acostumbrado, pero al principio nos llamaba la atención ver a las personas hablar y andar por la calle. El teléfono era un elemento inmóvil del salón de casa hasta que apareció su hermano sin el in y lo cambió todo. Tanto que incluso ahora la gente, sin necesitarlo, tiene la tendencia de andar al hablar, por costumbre, coño, es un móvil, habrá que hacer honor a su nombre. Pues en este pequeño pueblo del Maestrazgo como la cobertura es poco menos que una casualidad, los que van andando y les suena el móvil se quedan paralizados, primero por la sorpresa, la melodía se ha salido de la rutina, y después por la alegría ¡ tengo, tengo ! y contesta, miedoso, apenas si mueve un milímetro sus manos, como si estuviera apoyado sobre una mina antipersonal contesta inmovilizando todos los músculos de su cuerpo salvo la lengua. Así que curioso encontrarte, como postes de telefonía invisibles, a los afortunados que pasan por un rincón con cobertura y en ese instante, casualidades de la vida, alguien se ha acordado de ellos y de su número.
NOTA: Gracias especiales a Rafa y el bar la Bassa, por cederme su tecnología.

14 de agosto de 2009

FUNDIDO EN GRIS


El cuarto de los micros ya está a oscuras. No del todo, porque siempre dejo la ventana abierta y la persiana a medio bajar, algunos micros son bastante miedosos. La habitación de los colaboradores sí que está desde hace semanas a cal y canto, para que no entre el calor. He dejado algo de pixeles en unos baldes, truco que me enseñó mi abuela para que en las ausencias el ambiente no se reseque demasiado. Aunque vaya a cerrar con llave no importa, porque el Cultureta tiene copia, y a lo mejor decide darse una vuelta. El gran salón de los artículos también se va a quedar cerrado. He dejado algunos de guardia, otros que todavía no vieron la luz se vendrán conmigo; espero que vuelvan hechos todo un artículo. La cocina, con el horno en llamas, también se vendrá conmigo. Esos relatos tan sugerentes son carne de siesta, dulce siesta de sudores y suspiros. El trastero cierra, aunque será como una caravana, que vendrá conmigo, anclada a esta mi cabecita, no sé cuando tendré tiempo de detenerme y abrir alguna de las habitaciones. El río, como buen Guadiana, se va a ocultar aunque siga por debajo (paradójicamente por arriba) fluyendo sin cesar. ¿Y sabéis lo que pasa con estas cosas? Que uno, en el afán de ordenar y rebuscar lo necesario, acaba reencontrarse con lo más antiguo, con lo que tenía olvidado. ¿Sabéis con quien me he cruzado en una de las habitaciones del trastero? Con Adrián y Adriana. Viven felices, siguen discutiendo a amor limpio y van a por el tercer hijo, valientes que son. También he visto copias de algunas escenas recomendadas, algunos rincones de la red que sugerí en estos años, algún artículo extranjero, alguno de humor propio…en fin, que el trastero va teniendo sus años y el paso del tiempo es el mejor abono para la nostalgia. Nos vamos sin irnos y nos quedamos aunque nos marchemos. Nos veremos a la vuelta, mi casa sigue abierta.

MICROS


Primero se marchó el amor, detrás ella.

13 de agosto de 2009

FLOTAR


Un artículo de simpulso me lo ha recordado. Como ya he contado numerosas veces en mi juventud fui socorrista (tengo pendiente hacer una serie de artículos sobre mi experiencia en este tan hasselhoffiano campo). Con 18 años me preparé para sacarme el título. Primero era un mes de parte teórica, con clases de dos horas todos los días y un examen final medianamente exigente. Después un mes de pruebas físicas descalificativas en la piscina. Estaba en plena forma, no solo los deportes y yo nos llevábamos muy bien sino que la piscina y yo éramos (lo seguimos siendo) almas gemelas. Por eso no estaba demasiado preocupado. Aunque reconozco que había dos pruebas que me inquietaban, una porque nunca había tenido la paciencia suficiente para saber si era o no compleja y otra porque me parecía realmente difícil. La primera era hacer 200 metros en un tiempo concreto (no lo recuerdo) Había que decidir entre nadar todo a crol, más agresivo, o a braza, más conservador. Al final con un 50% me sobraron tiempo y energías. La otra eran 25m de inmersión pero recogiendo anillas del fondo (media docena). La primera de ellas junto al bordillo, impidiendo así el barriobajero acercamiento del salto de cabeza. Tampoco hubo problemas. El curso pasado…¿no? Pues no, resultó que la prueba más complicada para mí fue otra, que ni siquiera había valorado, otra que desestimé por simple: flotar durante un minuto sin movimiento alguno. Era puro músculo y, como estaba a punto de comprobar, el músculo no flota. Me tumbé relajado y me di cuenta de que poco a poco mis pies fueron basculando hacia el fondo. Arqueaba el cuello hasta el límite que mis bisagras cervicales me permitían y sacaba la nariz como la punta de un iceberg de 185 centímetros. Se me hizo el minuto interminable y terminé con los ojos semisumergidos y la punta de mi nariz como única referencia visible, mi periscopio vital. Ahora, en cambio, si tuviera que hacer las mismas pruebas no me preocuparía tanto, porque como he podido comprobar, la grasa flota mucho mejor que el músculo y soy capaz de hacerme el muerto con una profesionalidad que asusta. Algo bueno le tengo que sacar a lo que técnicamente han venido a definir como sobrepeso tolerable.

MICROS


Aquel viejo soldado republicano soñó con reencarnarse en paloma para pasarse la eternidad cagándose en todas las estatuas del General.

12 de agosto de 2009

AQUAUNO PRACTICO


Me ha dado por la jardinería. Y uno de los requisitos es el riego automático, que eso de la regadera ya no se estila. Así que visita a Leroy mediante instalé el sábado mi riego automático: el flamante y policromático (rojo y verde, para más detalles) aguauno práctico. De momento no llego a la veintena de plantas, pero la obra de ingeniería fue considerable, más de una docena de codos y recortes del tubo general y después las terminaciones del goteo. Ansioso que soy, incluso con siesta de por medio (prescripción médica) a las doce compraba el material y a las seis hacía la primera prueba. No niego cierta emoción de padre cuando vi salir el agua de los goteos. Quedaba el tema del programador. Compré el más barato y el más sencillo del mercado, tan sencillo es el aquauno práctico que tiene dos botones (el rojo y el verde) y un pilotito que es como el faro del cacharro. Las instrucciones son sencillas: le das al verde, calculas el tiempo, das al rojo y 24 horas después repetirá lo mismo. Hice una prueba y funcionó, pero fue a las seis de la tarde y durante apenas un minuto, no era lo que buscaba. Así que a las once de la noche, hora en la que me gustaría que mis plantitas bebieran, me propuse hacer la reprogramación. Y vino el problema. Según el manual luz verde y roja significa anular. Después al verde y repetir el proceso. Pero no hubo forma, aquello no sacaba una mísera gota. Así que plan alternativo, manual en mano busqué otra reprogramación: programación directa. Rojo y verde, después verde y esperar un minuto…mierda, el cronómetro, bueno, cuento 23, 24, 25… a los 60 segundos debía mantener presionado el botón rojo y al cabo de cinco segundos (otra vez 1, 2, 3…) contar los golpes luminosos, que representan cada minuto. Ahí me veis, afinando la vista y contando, doce, trece. Bien, listo. Me quedaba ver si de verdad había hecho algo. Si el galibo luminoso se enciende una vez cada dos segundos es que hay algo programado, si se enciende dos veces cada segundo es que no. Venga, vamos a ello. Uno, dos…espera, eso son los segundos. Uno…dos…pero leñe, ¿Cuántos segundos han pasado?¿es que este cacharro no está pensado para hombres? Un aparato para hombres debería decir, termine su cerveza, apriete el botón y vaya diciendo sí o no en función de lo que quiera. Abra una nueva cerveza para celebrar que todo ha salido perfecto. Eso sí que es un manual. Había que solucionarlo, porque o contaba luces o contaba segundos, venga, que nadie me ve, vamos con la mano, con la cabeza los segundos, con la mano las luces ¡¡¡ sí ¡!! dos segundos y una sólo galibo luminoso, he programado algo. Pero claro, para el día siguiente, maldita vigilia. Y aquí me tenéis, quince minutos antes, esperando como un nazareno a la salida del cristo, confirmando galibo sí, galibo no, cada dos segundos que lo que hice estuvo bien…digo yo. Pero llegado el momento, sonido celestial de clic que anticipa la apertura mesiánica de las aguas…y no, otro clic cuan beso de Judas me deja a las puertas de la gloria. Bueno, no de la gloria, del Leroy Merlyn, para devolver el fabuloso aquauno práctico…


MICROS


Era tan egoísta que anhelaba morir primero.

11 de agosto de 2009

¿NO ES CAPAZ?


El hombre ha sido capaz de llegar a la luna. Es capaz de trazar puentes imposibles sobre distancias increíbles. De hacer cirugía con micronincisiones. Es capaz de insertar trozos de plástico graduados en las córneas. Ha creado máquinas capaces de superar la velocidad del sonido por el aire y los 450 k/h sin levantar la chapa del suelo. La información viaja en volúmenes impensados y a velocidades de ciencia ficción. Ya hay robots capaces de imitar en todo a los humanos. Ha avanzado tanto la ciencia que si un asesino comete el error de tirarse un pedo en el lugar del crimen, su escatológico adn llevará sus huesos a la cárcel. Todo esto es un pequeño ejemplo de lo que el hombre, el heredero del tosco descubridor del fuego y de la rueda, ha sido capaz de crear en siglos de evolución. Con esta innegable capacidad para superar los problemas, para adelantarse, para crear ingenios, realidades paralelas, con todo esto ¿ha sido incapaz de crear una cerveza sin alcohol que sepa a cerveza con alcohol? ¿qué es esto?¿un complot? ¿Qué oscuros intereses mueven a la industria cervecera a tratar con tanta crueldad a sus fieles tocados por la varita de la mala salud? Por una cerveza sin alcohol de calidad, es una cuestión de dignidad. Firmado: yo y mi ácido úrico.

MICROS


Se dio cuenta de que no lo importaba lo que la gente pudiera pensar de él cuando dejó de darse cuenta.

10 de agosto de 2009

POR BARBA


No lo va a negar, está excitadísima. Es un nerviosismo que le sube desde la espalda, le llega a la nuca y le provoca un incómodo tic en el ojo. Por suerte, piensa, ellos no se han dado cuenta. Porque “ellos” son la perfección, la puta cima del mundo. Samu, Ele y Danito. Los tres tíos más guapos y famosos del insti. Detrás está el resto del mundo, y tras el resto del mundo ella, la gordita, la fea, la Peggie del patio. Por eso le ha temblado la voz cuando ha dicho que sí. Mientras pronunciaba el monosílabo miraba a un lado y a otro pensando ¿mehandichodeverdadamíquemevayaconellos? Después han llegado al cuco adosado de Samu, cerquita del insti. Te invitamos a unas birras. Están en la cocina, entre risas, y bromean, y ella se siente tan querida y especial que ha olvidado por completo el miedo que le produce infringir una norma. Está faltando a clase, pero mira los ojos de Danito, los brazos musculados de Ele o los labios de dios de Samu y maldice contra su costumbre, ¡ qué coño ¡ Han bebido cerveza, mucha. Tiene la cabeza como abotargada, y todo pasa a una velocidad demasiado lenta. Pero le gusta, que este maravilloso momento de reinado perdure. Se han tocado, entre risas, han bailado, han hablado de sexo, de ropa interior. Ellos están en calzoncillos. Tía, es que hace mazo de calor, y los ve excitados, erectos. ¿Me gusta? se pregunta. Y sí, le gusta, le gusta saber que su cuerpo excesivo, que sus enormes tetas por una vez les haya puesto las pollas duras a los dioses de la escuela. Incluso se ha atrevido a tocarlas, bromeando sobre cual de ellas será la más grande. Después ha venido la competición, y ella, por su puesto, la reina del metro. Ganó Danito, pero por poco, protestan los otros dos. Ahora ya ni hay calzoncillos. Queríamos proponerte una cosa, dice Danito, más decidido. Queríamos que nos hicieras una mamada a los tres. En cualquier otro momento le hubiera tirado la lata a medio terminar y se hubiera marchado enfurecida. Hoy no. Hoy escucha. No lo harás gratis, te vamos a pagar 300 euros por barba. La lata sigue en la mano. La puerta cerrada. No se mueve, no sabe por qué, pero le gusta. Los tres están tan erectos como expectantes, sus cuerpos son de una perfección que ronda la humillación. Un silencio espeso. Ele, que sabe mejor que nadie tratar a las mujeres, se acerca a ella y le susurra al oído hazlo solo si quieres, el dinero te lo damos porque así ellos se sienten mejor, pero debes hacerlo por placer. Le han hecho cosquillas los labios y las palabras han sido como bombazos en su cerebro, boom, una barrera menos, boom la última que quedaba. Sí, lo haré. ¡ Bien ¡ ¡dabuten ¡ ¡ cojonudo ¡ La algarabía es generalizada. Los tres, camino del dormitorio van coreando su nombre, entre risas. Ele, el mejor, la lleva da la mano, mecida por la sonrisa más hermosa del mundo. La habitación es grande. La cama enorme. Siéntate. Samu parece el director del juego. Vamos a grabarte. Pero ella no escucha, no deja de mirar los culos que pasean nerviosos de una lado a otro. ¿Había visto antes tanta hermosura junta?¿tanta piel deliciosa mecerse ante sus ojos? Samu la enfoca con una pequeña cámara. Ella es la reina del placer, dice mientra la rodea, la auténtica diosa del sexo, nosotros sus esclavos. Reina, placer, esclavos, todo suena a delicia. Nos vamos a correr en su cara porque le gusta nuestro semen, lo necesita. Mientras Samu graba los otros dos han empezado a desnudarla. Eso ya no le hace tanta gracia, así que tuerce el gesto. Ele, el mejor, mira a sus amigos, solo queremos verte los pechos. Podría haber dicho tetas, tetazas, tetorras, pero no, ha dicho pechos, quieren ver sus pechos. Ella misma se quita la camiseta, y el sujetador, dejando al aire sus enormes tetas. Las acarician, mientas las pollas pululan frente a su boca. Samu lleva la suya tan cerca que siente por primera vez el aroma. Le gusta. La acaricia y sin pensarlo se la mete en la boca. Cierra los ojos un instante, se siente en la gloria, pero los abre pronto, quiere ver sus rostros. No lo sabe aun, pero busca en ellos el gesto de placer que la convierta, como dice Samu, en la diosa del placer. Una en la boca, las otras dos con las manos. Los tiene a los tres totalmente rendidos. Gimen y dicen palabras obscenas. Menos Ele, que sigue con su ternuda, sí, cariño, bésame quiero que me vuelvas loco. Ha perdido el control sobre su entorno, no sabe de quien es cada mano, de quien es cada polla, de quien es cada gemido. Samu es el primero que avisa. Me voy a correr, tía, que me corro, coño, pon la cara. Obedece, abre la boca y recibe una primera bocanada, directa y certera al labio superior, luego los gemidos de animal herido y pequeñas gotas que mueren en su lengua. Danito es el segundo. Espera, tío, que no tengo ángulo. Voy, coño, voy, yo en las tetas, tía, yo en las tetas. Coge la polla con la mano y la posa sobre una de ellas, sin dejar de moverla, hasta que descarga su leche de igual modo. El semen, caliente, le deja un regusto pegajoso hasta el pezón. Y queda Ele, como no podía ser de otro modo, el último. Se centra en su polla, se la mete en la boca como no había hecho hasta entonces, consciente de toda su presencia. Ele le acaricia el pelo por la nuca y sonríe. Hace que se sienta tan especial. Mi niña voy a sentirlo, no puedo más. Le separa la cabeza y le pide que abra la boca. Después llegan media docena de dentelladas calientes que se esparcen por su cuerpo, por el rostro y por la habitación. Hijo puta, el cojín de mi madre. Y el silencio, el espeso silencio antes de las risas. Ahí se acaba la empatía. Dejan sobre la mesita los 900 euros y Ele, con la última sonrisa, le trae una toalla del baño. Y desaparecen. Cuando se limpia, intentando contener las lágrimas, frente a l espejo se ve de nuevo terrenalmente gorda e irónicamente insignificante. Cuando sale los tres juegan frente al televisor. Se sienta a su lado. Pero no la miran. No la ven. Se levanta en silencio, coge su carpeta y sale. Cuando la puerta se cierra se siente sucia, y lo que es peor, más infeliz y sola que nunca.

MICROS


Mamá está caliente, muy caliente...¡ lástima que estemos jugando a esconder cosas !

9 de agosto de 2009


Estoy con mi amigo Rubén y con mi amigo Gael, que soy yo (cantando). Gael, cuatro años.

7 de agosto de 2009

SUBMARINISMO


Reconozco que es una sensación maravillosa. Una paz aplastante, una idea de grandeza te invade cuando te zambulles en el mar a hacer submarinismo. Tan solo dejarte caer por el agua de la piscina con cierta calma, sentir como el 100% de tu cuerpo está abrazado por el agua, como puedes subir, bajar, parar, acelerar a tu antojo, es lo más parecido a volar sin hacerlo. Si lo haces con botellas la sensación es todavía más intensa y duradera. Durante nueve meses trabajé poco menos que de submarinista para una de las empresas más grandes y deficitarias de este país: el ejército. Me regaló (es un decir), eso sí, una formación y un título de submarinista profesional. Después, un fin de semana a modo de canto de cisne y de mi afición, nunca más se supo, y mi título de Buceador de 2ª profesional con horas de trabajo a diversas profundidades y un descenso máximo de 50 metros, descansa con otras reliquias de lo que fui en alguna caja olvidada del trastero. Porque con el submarinismo, como con otras aficiones en mi vida (tipo viajar, por ejemplo) me he visto siempre impregnado de una especie de maldición, dicotomía económica temporal de lo más irónica: cuando he tenido dinero no he tenido tiempo, y cuando he tenido tiempo no he tenido dinero. Este juego de palabras tan cruel tiene una explicación tan sencilla como matemática (si a es igual a b...): si tenía dinero era porque trabaja, y si trabajaba, lógicamente, tenía menos tiempo que mis compañeros ociosos de la universidad. Reconozco que durante un tiempo me dio miedo retomar esa adicción, como un fumador fumarse un único cigarro. Pero ahora no, ahora pienso hacerlo en cuanto pueda, poco, mucho, agua dulce, salada, libertad, piscina cerrada, volveré a bucear y solo mis maltrechos tímpanos me lo impedirán. Es más, viendo como mi hijo se maneja con cuatro años, no me extraña que dentro de diez estemos la familia entera en una zódiac con los jackets y las botellas. Bucear, tantas veces he soñado que respiraba dentro del agua, lo echo de menos...

MICROS (CONVERSACIONES DE BARRA)


6 de agosto de 2009

OUTLOOK Y LOS AUSENTES


Trabajo con listas de distribución (que no son compañeras avispadas en el reparto). En cuanto veo que hay un grupo de personas a las que les voy a mandar el mismo email me creo una, le pongo nombre y ahorro a lo largo del día mucho tiempo. Escribo entre 40 y 50 correos diarios, así que este ahorro es bastante significativo. El caso es que he decido algo que tal vez sea una simpleza, una demostración más de mi extraña forma de ver las cosas, o simplemente la ñoñería de un eterno nostálgico. Sea como fuera no voy a quitar las direcciones de las personas que, sin quererlo, han abandonado el puesto de trabajo que justificaba su dirección. Así, cada vez que mande un correo en esa lista el oulú (Outlook) me devolverá un mensaje del tipo: MicrosoftExchange329e71ec88ae4(…). No se ha podido realizar la entrega de estos destinatarios o listas de distribución: y el o los nombres (como está el patio se estila más el plural) de las personas que ya no van a poder, contra su voluntad, recibir ese correo. Es un acto de infantil rebeldía, pero también una forma de acordarme de ellos, de que una vez formaron parte de mi vida laboral, hasta que algún tipo, en la lejanía, sentado en un sillón, decidió que…en fin, esa parte me la callo.

MICROS


Sus últimas palabras fueron toda una obviedad: me muero.

5 de agosto de 2009

SOUVENIR


Los daños colaterales no son exclusividad de las guerras. En el mundo de los negocios también los hay. En la tecnología, por ejemplo, ¿cuántas tiendas de revelado no habrán cerrado con la invasión digital? Hay otros casos más sutiles, que no sé incluso si alguien se ha parado a pensar: el mundo de los souvenirs y las televisiones planas. ¿Dónde ponemos ahora la sevillana con su traje de faralaes y politonos de los Marismeños? No cabe, ha perdido su sitio, su lugar en el mundo, al igual que el no menos patrio torito de plástico. ¿Van a ir a la cocina?¿al cuarto de baño? La repisa catódica era su reinado, su destino, y ahora ¿qué? El turista ya no buscará ese recuerdo, ese regalo, sencillamente porque no cabe en su flamante televisión plana. El mundo del souvenir está en crisis profunda gracias al LCD y demás planezas televisivas. Claro, que lo que cabía pensar era ¿quién sostenía este mercado? Porque lo hay, soy de la teoría de que si algo está en una tienda, por muy raro que sea, es porque se vende. Así que Sevillanas, Giraldillas de plástico que se iluminan, toritos, ceniceros con forma de plaza de toros, botijos boina, todo ese se vende. El catálogo de atrocidades (kitch, según los expertos) no tiene límite, y para eso os pido ayuda ¿recuerdas el souvenir más espectacularmente hortera que hayas visto en tu vida? Hagamos una lista.

MICROS


Ya no te quise.

4 de agosto de 2009

LAS SERIES DE MI INFANCIA


Tendemos a magnificar los recuerdos y a repetir las frases que tanto odiábamos: es que en mis tiempos...Con las series de televisión nos ocurre lo mismo. Nuestros mayores con El Santo, nosotros con V. Es la misma historia. Pero repasar las series de nuestra infancia con cierto espíritu crítico no deja de tener su gracia. El coche fantástico, que no era más que un coche deportivo con voz y sentido del humor muy inglés, conducido (¿para qué? si él sabe solo) por un macarra de piernas largas y camisa desabrochada para lucir pelambrera. A mí me hacían mucha gracia las peleas, siempre era la misma secuencia, intento del malo de golpear el rostro con gancho de derecha, Mikel que se defiende con brazo izquierdo y golpe certero con derecha. Que vale, el primer malo puede que le pille de sorpresa, pero joder, el resto ¿es que no veía la serie? coño, amaga con la derecha y atiza un directo con la izquierda, seguro le pillarás levantando el brazo para defenderse. El Equipo A no le iba a la zaga, cuatro ex combatientes con síndrome de estocolmo que pululan por los campos cuan Quijotes americanos, desfhaciendo entuertos y defendiendo la ley mientras huyen de ella. No sé quienes eran más tontos, si la policía militar que siempre llegaba 20 segundos más tarde, o la piara de malos, porque mira que hay que ser tonto, con la fama que tenía esta gente, resulta que siempre los acababan encerrando en un pajar lleno de herramientas, claro, así era muy fácil, con aquella musiquilla tan de peli porno, que la furgoneta del granjero rompiera la puerta hecha una tanqueta militar. ¿Y los accidentes de los malos en coche? siempre lo mismo, tiros al suelo, ta, ta, ta, ta, rueda que revienta y golpe lateral, el coche que se da la vuelta. Y el detalle marca de la casa, el conductor y el copiloto abriendo la puerta, que no haya muertos. Y ¿qué me decís de La abeja Maya?, ¿puede haber algo más aburrido? hay capítulos en los que Flip (saltamontes amigo de Maya) puede estar un minuto saltando, arriba, abajo, arriba, abajo, me río yo de la simpleza de los Teletubbies. ¿Y Marco?, venga, dijeron los guionistas, vamos a hacer una serie tierna y familiar, y para eso me ponen a una hija de puta que se va a otro continente dejando a su hijo solo en el mundo...ah, no, solo no, es verdad, dejó un mono para que lo cuidara ¿dónde estaban los servicios sociales? no me extrañaría que la canción origal fuera mi mono amedio y yo, nos drogamos en cada esquiniita...Y españolas también tenemos alguna poco menos que sospechosa: un ex marinero borracho se lleva a su viejo y destartalado barco a un grupo de adolescentes sudorosos para enseñarles las cosas buenas de la vida...coño, eso tiene un nombre que empieza por pede no sé qué, a mí me parece cuando menos, sospechoso. Y no sigo, porque acabaré renegando de mi infancia, pero ejemplos hay muchos ¿alguien se acuerda de la superabuela?

MICROS


Toda la vida despreciando a los adictos, sin percatarse que él lo era. Puestos a sentir el síndrome de abstinencia, ¿qué más daba tiritar por la heroína que por los besos no recibidos?

3 de agosto de 2009

EN PLENO VUELO


Que estén ahora mismo los dos en el baño del avión no es casualidad. Ni economía del espacio y el tiempo. Quizá este tipo de secuencias inviten a pensar en la premura, la desesperación, el sexo brutal y rápido. Pero ellos se lo están tomando con mucha calma. Han entrado cómplices y sonrientes, recibiendo la mirada condescendiente de la azafata, que preparaba ya el carrito de las bebidas. Él la ha puesto contra el lavabo, las manos elevadas en el espejo, como si la fuera a cachear. Y algo parecido ha hecho con la lengua, que ha recorrido toda su silueta, ya fuera por la piel o sobre la ropa liviana del verano. Después le ha levantado la falda y se ha pegado a ella, tanto que ha notado la erección en sus nalgas y el primer gemido se le ha escapado entre risas, como si se diera cuenta de que ahí, en ese suspiro, se le escapaban las posibilidades de contención. Se ha arrodillado y ha comenzado a morderle el culo, sin olvidar la lengua, que ha ido trazando zetas donde después los dientes dejaban su delicioso rastro. Ella, para facilitar el trabajo, ha levantado una de las piernas, ofreciendo su coño, húmedo y sediento. Él ha entendido rápido el mensaje y como si fuera un peregrino en el desierto y su entrepierna el oasis soñado, se ha lanzado con la boca a beber el caliente néctar. Cada lengüetazo despertaba en ella un nuevo gemido que intentaba esconder inútilmente en el pecho. Los dedos, la lengua, los labios, el deseo contenido puede mucho más que su sentido del decoro. Ahora, con dos dedos metidos en el coño le importa bien poco, la verdad, lo que alguna de las azafatas pueda pensar cuando salgan del baño. Goza tanto con este juego, pese a la incomodidad, que teme correrse en su boca a no ser que haga algo. Y lo hace. Se da la vuelta, lo invita a ponerse de pie, le baja los pantalones, ahora sí con prisa, y se mete la polla en la boca con premura, casi con violencia. Ya dentro, como si ésta fuera quien le permitiera respirar, se lo toma con más calma, se acomoda, lo hacen ambos, y empieza a disfrutar de ello. La deja en la lengua y con la mano la pasea de un lado a otro. Con la otra mano masajea los genitales, tirando de la piel con los dedos hacia abajo. Después vuelve a metérsela en la boca, todo lo que le es posible. Mientras la saca va haciendo fuerza con los labios y con la lengua, para forzar la presión sobre el pene. A él le ocurre lo mismo, si no hace algo para evitarlo le llenará en dos segundos la boca de leche y ese no era el plan previsto. La vuelve a poner frente al espejo. Ella lo mira a los ojos, como indicando que este no es el momento ni el lugar para ciertos juegos. Él sonríe, para tranquilizarla y le mete la polla en el coño con dolorosa paciencia. Cuando está dentro se van acomodando, como dos piezas de un viejo puzzle que necesitaran ciertos retoques, ciertos empujones para terminar de encajar a la perfección. Cuando lo hacen empiezan los movimientos. Mientras golpea sus nalgas penetrándola hasta lo más profundo de su ser, busca la forma de colocar su cuerpo y poder llegar al clítoris. Cuando lo consigue ella siente que el suelo, que debe de estar a miles de pies de la tierra, se desvanece. Un orgasmo lento, un orgasmo enorme pero diesel, se va situando en su cuerpo, pequeños impulsos nerviosos que van desde su coño se reparten por todas las extremidades. Apoya la cabeza contra el cristal, aferra las manos al lavabo y se corre, brutal, salvajemente, tanto que se muerde el labio hasta hacerse sangre. Él no se ha corrido y busca seguir con el movimiento. Pero ella, recuperada cierta calma, tiene otros planes. Saca la polla de su coño y él espera que se arrodille para sentir un orgasmo en su boca. Pero no es ese el plan. Sin cambiar la posición se acomoda la polla en el culo y no sin cierta dificultad, logra metérsela entera dentro. Es tal la presión, el calor, que él tampoco puede evitar el orgasmo. La evidencia de la leche en su culo, caliente y pastosa, es demoledoramente intensa, tanto que apunto está de sentir otro orgasmo. Ese gesto torcido del rostro lo adivina él, y no saca la polla del culo, pese a que la erección va cediendo, sino que entra y sale apenas unos centímetros mientras acaricia el coño con toda la mano abierta, que previamente ha humedecido. No son necesarios ni media docena de movimientos cuando el segundo orgasmo la obliga de nuevo a aferrarse a su alrededor para no perder el equilibrio y, quien sabe, hasta la cordura. Después se recolocan la ropa, se besan entre risas con un por fin, cómo lo necesitaba y salen de nuevo a los asientos del avión. Es tarde, apenas queda media hora para aterrizar. Por suerte los pequeños, abrazados a sus respectivos ositos, siguen dormidos en los asientos. Se sientan y cierran los ojos, sumidos en una profunda y maravillosa modorra. Señores pasajeros, nos acercamos al punto de destino…

MICROS


Había basado su vida en tomar decisiones equivocadas, se equivocó incluso cuando dejó de hacerlo.

2 de agosto de 2009


Mamá, ya no me cabe más barriga (ya no tengo más hambre); Gael, cuatro años.

1 de agosto de 2009

HIJOS DE PUTA


Hijos de puta. Sí, con todas las letras. H I J O S D E P U T A. Y que me perdonen las putas, y los hijos de. Me suena todo a doloroso pasado, a imagen en blanco y negro, a puta nostalgia mal entendida. ¿Qué coño esperan? no, de verdad, vamos a dárselo y que nos dejen en paz estos pseudo guerrilleros de medio pelo y menos cojones. A ellos jamás los entenderé, pero puedo saber qué les pasa, que la vida de bandolero es linda y tiene cierto glamour. Y se trabaja poco. Basta con tener una reserva de escrúpulos bajo mínimos y algo de puntería para vivir con diez horas de trabajo. Claro, el esclavizado horario de una fábrica o una oficina, además de insufrible, tiene mucho menos glamour comparado con la vida del piso franco. Pero a los que jamás entenderé, ya vengan mil de ellos a esgrimirme sus peregrinas razones, es aquellos que sin apretar el gatillo mira para otro lado, como aceptando este peaje humano en busca de una idea. ¿Una idea? maldita la hora en que nació esa idea y quienes la defienden con la sangre. La sangre trae sangre. El odio trae odio. Y las naciones que nacen y crecen en ese lodo están marcadas para siempre. Mi pregunta no tiene respuesta. Porque ni ellos saben lo que buscan, porque me da la impresión de que no buscan nada, solo poder seguir viviendo del cuento, del trágico cuento del tiro en la nuca y la bomba lapa.

Hijos de puta...
Nota: puede ser también el último poema de Rafa de la temporada.
LA INÚTIL PERSISTENCIA DEL ROCÍO
A Enrique de A.F.,
que nos ha dejado inesperada y prematuramente.
A veces me consume un pensamiento
Más negro que una noche sin crepúsculos:
Patíbulo en la niebla que reclama
El cobro sin demora de su préstamo.
No alcanzo a comprender porqué motivo,
Mas siempre que me asalta tal suplicio,
Recuerdo desolado aquel incendio:
La tizne en el lamento campesino
Mudando el porvenir en desarraigo
Y en rabia e impotencia extintos sueños;
El ciervo, el alcornoque, calcinados,
Legando a la humareda y las cenizas
El germen contenido en su abolengo;
La inútil persistencia del rocío,
Cambiada su frescura y transparencia
En légamo azabache sin aliento;
Ancianas encorvadas bajo el peso
De tanta muerte súbita en sus lágrimas
Barriendo el vasto hollín de sus adentros…
A veces en la noche un pensamiento
Irrumpe como escoria entre mis sueños:
La vida, igual que el bosque, es una pira;
Mas no ha de renacer tras el incendio.