Los daños colaterales no son exclusividad de las guerras. En el mundo de los negocios también los hay. En la tecnología, por ejemplo, ¿cuántas tiendas de revelado no habrán cerrado con la invasión digital? Hay otros casos más sutiles, que no sé incluso si alguien se ha parado a pensar: el mundo de los souvenirs y las televisiones planas. ¿Dónde ponemos ahora la sevillana con su traje de faralaes y politonos de los Marismeños? No cabe, ha perdido su sitio, su lugar en el mundo, al igual que el no menos patrio torito de plástico. ¿Van a ir a la cocina?¿al cuarto de baño? La repisa catódica era su reinado, su destino, y ahora ¿qué? El turista ya no buscará ese recuerdo, ese regalo, sencillamente porque no cabe en su flamante televisión plana. El mundo del souvenir está en crisis profunda gracias al LCD y demás planezas televisivas. Claro, que lo que cabía pensar era ¿quién sostenía este mercado? Porque lo hay, soy de la teoría de que si algo está en una tienda, por muy raro que sea, es porque se vende. Así que Sevillanas, Giraldillas de plástico que se iluminan, toritos, ceniceros con forma de plaza de toros, botijos boina, todo ese se vende. El catálogo de atrocidades (kitch, según los expertos) no tiene límite, y para eso os pido ayuda ¿recuerdas el souvenir más espectacularmente hortera que hayas visto en tu vida? Hagamos una lista.
5 de agosto de 2009
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1 comentario:
No es exactamente un souvenir. Una cuñada tenía en su antigüa casa, en el salón, un cuadro con la cara de Jesucristo en la cruz. Pero era de esos que según el ángulo en el que estuvieras con el cuadro, tenía los ojos abiertos o cerrados. Horrible, siempre me hacía sentir incómodo.
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