27 de mayo de 2007

LA IMPORTANCIA DE SER X



Ayer venía un titular en el periódico: X (que será la incógnita), en contra de la globalización. Parece una frase clara, meridiana, independientemente del valor de la X. Un sujeto, un verbo y un predicado (¿era así?). Pero no es cierto. Vamos a descubrir la incógnita y entenderán lo que intento explicar. Digamos que la X es un conocido militante de izquierdas, tal vez de una ONG anticapitalista y antisistema. El significado está claro, X está en contra de la globalización porque está en contra del sistema imperante, que favorece las desigualdades sociales y fomenta realidades tan aterradoras como que 240 personas posean más riqueza que media humanidad (no es una hipérbole, es real, un cuarto de millar del primer mundo más que 3.000 millones de del llamado tercer mundo). La frase sigue siendo clara, ¿verdad?. Pero ¿y si les digo que X no era esa persona?. Ni tan siquiera esa persona, sino que ni ese perfil de persona. ¿Y si les dijera que X era Sarkozy?. ¿Está Sarkozy preocupado por esos 3.000 millones de personas que transitan por debajo del umbral de la pobreza?. Me da la impresión de que no. Eso demuestra que ser X puede ser muy, pero que muy distinto para saber lo que hace. Y también que los extremos se acaban tocando. No será un buen ejemplo la globalización, porque ni un militante antisistema tiene por qué ser necesariamente un extremista, ni Sarkozy, a no ser que el tiempo nos quite la razón, parece encajar en ese perfil. Pero es verdad que defender una idea desde polos opuestos puede llevar a un mismo destino, y cuando la violencia es parte del argumento, con mucha más facilidad y con muchos más argumentos es fácil hacer el paralelismo. ¿O es que nadie piensa que un miembro de la kale ocupa el mismo espacio y realiza acciones similares a grupos violentos de ultraderecha?. Al final son los mismos perros con distinto collar. Pues eso, la importancia de ser X.

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