16 de mayo de 2007

ESE CASTELLANO


Siempre se ha dicho que el castellano es una lengua muy difícil de estudiar; que es compleja y enrevesada. Eso me parece a mí. Y no solo por la irregularidad de sus verbos o la complejidad de algunas de sus estructuras, sino porque en castellano no siempre que se dice lo que se dice se dice lo que se dice. Me explicaré con ejemplos.
Cuando tu mujer, esposa o amante te pregunta ¿te parece guapa tal mujer?, en realidad no te está diciendo eso, sino que te está preguntando ¿soy para tí la mujer más guapa del mundo?, porque realmente ella espera que le digas algo del tipo no hay mujer más bonita que tú. Ella luego dirá eso lo dices porque me quieres, que en realidad significa y yo te quiero porque me sigues diciendo estas cosas. Estas cosas no se aprederán jamás en una escuela de idiomas. Más ejemplos, cuando una mujer o un hombre, ha conocido a la pareja de otra persona y una tercera pregunta ¿qué tal era?, si responde simpático (o simpática) en realidad no está adjetivando sus habilidades sociales, en realidad está diciendo que el susodicho o susodicha era feo (de cojones, podríamos añadir, pero eso va por barrios). Cuando tu pareja dice aquello de "hay que" acompañado de una acción, normalmente relacionada con el hogar, no está haciendo una lista de las cuestiones pendientes, sino que te está pidiendo que lo hagas, no pidiendo, exigiendo, recordando, dando por hecho. Así hay que bajar la basura significa baja la basura, hay que arreglar el grifo arregla el grifo, teniendo tantos ejemplos como ganas de ponerlos.
Las madres también merecen un espacio especial en el uso del castellano. Ellas tienen expresiones universales que lo engloban todo. ¿A quien no le ha pedido alguna vez su madre que le traiga el este que está en aquello?. Y claro, como hijo amantísimo que eres te exprimes el cerebro para no fallar y encotrar a la primera que es el este a buscar y el aquello donde buscarlo. Con las madres también hay que tener cuidado con las preguntas, más bien hay que analizar las respuestas. A un ¿qué haces?, puede venir un nada, aquí, que en realidad significa estoy más sola que un mono en el zoo, ¿qué coño haces que no vienes a verme, que eres mi hijo?.
Luego hay casos peligrosos, preguntas que en función de quien las haga o las reciba pueden ser toda una aventura. Todos sabemos el formulismo de ¿qué tal todo? , que es como un hola disfrazado y complejo. Y también sabemos que hay personas a las que mejor es saludar con un simple hola si no queremos una enumeración de sucesos, normalmente tristes. Hay muchas preguntas que esconden otra cuestión, y no siempre hay mala intención en ello. ¿Te has caído?, cuando vemos a una persona cuan croqueta por el suelo, no pregunta por lo evidente, sino que se interesa por si necesitas ayuda o te has hecho daño.
Claro, que lo malo son aquellas expresiones que caducan en su composición, pero no así en su significado: explícale a un guiri lo que es el canto de un duro, las mangas verdes, las ocasiones que pintan calvas o irse de picos pardos.
En fin, creo que es un tema que merece un estudio más pormenorizado, y sobre todo creo que si Cervantes hubiera sabido lo compleja que era esta lengua, lo mismo Quijote hubiera empezado con un In a place of Castilla la Mancha...

4 comentarios:

Elena dijo...

¿a quién no le ha pasado que cuando dice algo no bien expresado y para evitar mal entendidos lo quiere explicar, y se da cuenta que lo ha empeorado y sigue tratando de justificar aquello que dijo y te dicen eso de "¡cállate majo, así estás mas guapo!"...glup tierra, trágame.

Larrey dijo...

PUES SÍ, sobre todo cuando es una gracieta que no hace gracia y te ves obligado a explicarla y ya es imposible que haga gracia

Caminante dijo...

Más ejemplos: alguien que se dispone a comer en presencia de otros, conocidos o desconocidos ¿gustáis/gustan? Que se te ocurra "gustar" en vez de responder lo clásico ¡que aproveche! ya veríamos la cara que se le quedaría al muy convencional invitador.
Buena tarde. PAQUITA

Dudu dijo...

Estoy totalmente de acuerdo en que las mujeres, cuando ejercen de parejas, nunca utilizan el imperativo de los verbos, si no el "hay que". Cuando tu pareja te pregunta algo, ¡piensa! ¡piensa rápido!, ¡no! ¡no te equivocas!, no digas lo que tu piensas sino lo que ella espera que digas!!!
je,je,je
Paquita tiene razón el dia menos pensado cuando me digan ¡si gustas! les diré que sí y me comeré su plato,... solo de pensarlo me descojono o me parto el pecho (¿como se traduciría esta última expresión?)