Madrid es una ciudad extraña. Los son sus políticos, yo diría que en demasía. Simancas parece que ha tomado una decisión sensata, la de asumir la derrota y presentar una dimisión más que razonable. Sebastián parece que no va a imitarlo. Y yo me pregunto ¿qué es más digno?, ¿aceptar la derrota y seguir luchando por los que te votaron?. ¿O mirar para otro lado y dejar que sabia nueva asiente sus posaderas donde tú no lograste el objetivo?. Y, lo que es más importante ¿qué esperan sus votantes?. Sobre esto último poco podremos saber, salvo que le preguntemos a ellos. Y el caso es que ni ganar te asegura tranquilidad. Miren, sino, el PP en Madrid, donde el crecido y díscolo alcalde ha llamado a las puertas de las generales con una gallardía que ni su apellido puede sostener. Le han salido a Mariano, que si montara un circo le crecería los enanos (puedo asegurar que hasta bien entrada la adolescencia no entendí el refrán), dos gallitos de pelea muy poco rentables en el foro. Gallardón huele a candidato nacional desde hace más de una legislatura. El partido, que ve en él a alguien demasiado centrado, por no decir escorado a la izquierda (¡ madre, Gallardón de izquierdas!) lucha contra la evidencia, pero todos intuímos que su papel como candidato mejoraría los resultados de don Mariano (me asusta imagniar una España tunelada en cuatro años: Madrid-Cádiz en 680 kilómetros de túnel). Y por otro lado está la Espe, a la que Madrid se le queda manifiestamente pequeña (quedan pocos terrenos recalificables, intuyo). Y sería también una buena candidata, no solo porque las reelecciones avalan su gestión (madre, las cosas que me obliga a decir la lógica) sino porque es mujer y eso pudiera darle un punto de ventaja. El caso es que si Mariano no gana las próximas generales ¿qué pasaría?, ¿aguantaría cuatro años más en la oposición?.
Mientras tanto yo, en mi ciudad, tuve que pagar ayer los casi 130 euros del impuesto de circulación y el sábado no pude ir con mi hijo y otra niña pequeña a casa de unos amigos porque el alcalde había decidido que allí, con coche, solo pueden entrar los residentes. Y, por su puesto, no me imaginaba volviendo a las once de la noche en metro (o taxi sin silla, tal y como se conduce en esta ciudad) con dos criaturas de menos de cuatro años. Entonces yo me pregunto ¿a qué me da derecho ese impuesto?, ¿los que viven en ese barrio pagan más porque tienen más % de la ciudad operativa con su vehículo?. Me da derecho a protestar, eso es todo lo que me da derecho.
1 comentario:
lo correcto es la dimisión si la militancia del partido no te eligió, es decir, Sebastián. El problema del PP es que tiene dos gallos en un corral liderado por un pato
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