¿Qué dura un semáforo?, ¿diez, quince segundos?. Ayer me detuve en un de ellos, íbamos los tres, canturreando los pelos de la barba. Detrás de nosotros se detuvo un vehículo en el que iba una pareja de avanzada edad (que expresión más fea) sin llegar a ser ancianos (¿se puede ser más tópico?). Él era delgado, nervioso y con el rostro henchido de arrigas. Ella una mujer gruesa, de rostro redondeado y pelo corto, rizado y tintado de cobrizo. Hasta ahí todo rutina urbana. Dos vehículos pacientemente esperando una señal luminosa. No pude evitar observarlos. El hombre hablaba sin parar, gesticulando con las manos, moviendo la cabeza de un lado a otro. No parecía enfadado, más bien parecía de esas personas que le ponen el mismo entusiasmo a contar que no había cartas en el buzón que a narrar un atraco a mano armada. Ella no le dedicó una sola mirada en los segundos que duró el color rojo. Miraba al frente impertérrita, como si fuera una estatua y obligatoriamente tuviera que soportar a las palomas, en este caso, las palabras de su marido. ¡ Más mierda para mi mármol !. Los imaginé casados, tal vez con tres hijos ya emancipados y con cuarenta años de conviviencia a sus espaldas. Pero también me los imaginé hace cincuenta en un paseo de pueblo, junto a sauces llorones, soñando a besos furtivos un futuro en común lejos de las miserias rurales. Puede que ellos no se lo preguntaran, pero yo lo hice ¿cómo han llegado a esto?. El hombre no se sentía ninguneado por la falta de atención de su mujer, él seguía con su discurso acalorado, mano arriba, mano abajo. ¿Estaba acostumbrado o es que ni tan siquiera le interesaba su opinión o su atención?, ¿hablaba para ella o lo hacía solo para él?. Ella ¿lo escuchaba antes y ahora se siente cansada de tanta palabrería y de la poca iniciativa para cambiar las cosas?. Puede que los dos, cada uno a su modo, él parloteando, ella en silencio, estaban soñando una vida pasada mejor, como si los sueños estuvieran dotados de capacidad retroactiva de cambiar los recuerdos y volvieran al paseo de los sauces a imaginar de nuevo una vida mejor, esta vez de verdad.
Cuando el semáforo se puso en verde, antes de iniciar la marcha sonreí y la acaricié con toda la ternura que puedo sacarle a mis dedos, después miré a mi hijo, que parecía explicarle a su muñeco epi por qué no se puede decir pelo en una canción sobra la barba, e intenté imaginar como nos verían a los tres desde otros retrovisores, cómo verían nuestros silencios, para mí cómplices, nuestras pequeñas disputas, nuestras miradas distantes. Y sobre todo, intenté imaginar como nos verán una pareja joven, dentro de cuarenta años, cuando todos esperemos en un semáforo a que éste se ponga verde.
6 comentarios:
me detuve en un de ellos, íbamos los tres, (...)
Miraba al frente hipertérrita, (...)
... EN UNO DE ELLOS.
¿ES HIPERTÉRRITA O IMPERTÉRRITA?
¡Cuidao´que me gusta sacar ...!
Y sí, le edad parece volvernos indiferentes a muchas cosas que encontramos en el otro estúpidas y que, sin embargo, no son suficientes para provocar una ruptura.
PAQUITA
si te digo la verdad no lo sé, hace años que no leo esa palabra y me he lanzado a la piscina, como siempre, con prisas y sin tiempo. Nunca hago el proceso de relectura para corregir, entre otras cosas como espero que me lo hagas tú, jjejeje
Desasosegante.
A mi seguro que me verán calvo del todo.
Estimado amigo Larrey,
Este es un relato precioso (muy al contrario de lo que pueda parecer a primera vista), y la forma en que lo has narrado muy efectiva...
Totalmente de acuerdo con el contenido... que fuimos y en que nos convertimos con el paso de los a#os...
OK todos decimos que no vamos a cometer lor errores de nuestros padres con nuestros hijos, y ...; todos decimos que nunca vamos a ser como esa pareja fea que aparece en tu narracion...;, o que no esto... o que no lo otro...; y despues de los a#os,... las palabras se las lleva el viento...
Cuando yo vivia en Espa#a de peque#a me ense#aron una frase en el cole, que siempre me repetian las monjas: "obra son amores... " (la conoces verdad?). Pues eso, que obremos acorde con nuestros sentimientos DIA A DIA, que nuestro respeto hacia el ser querido, el dialogo y el cari#o que un dia prometimos sea HOY MAS QUE AYER Y MENOS QUE MA#ANA (dificil... aviso...).
Si todos abriesemos el baul de nuestros sentimientos mas a menudo y olvidasemos ese egocentrismo que nos hace (con el tiempo y la monotonia) creernos mejor que el que tenemos al lado..., alecionarlo..., sez juez y juzgarlo..., incluso creernos con el don de poseerlo... otro gallo cantaria (vaya hoy me ha salido la vena espa#ola refranera, sera que echo de menos la tierrina).
Sigue narrando historias -por favor- que nos hagan pensar y reflexionar... lo que YA sabemos y YA quizas en su dia reflexionamos, pero que -con las escusas que no ponemos a nosotros mismos- parece que OLVIDAMOS.
Creo que todos tus lectores aprecian tus escritos, a mi definitivamente me AYUDAN. No importa donde este siempre es reconfortante leerte (y eso que ya te comente que los de politica me los salto todos ... una posicion egoista por mi parte lo se pero no puedo leerlos...).
Un cordial saludo,
mega
Estoy completamente de acuerdo con Mega en que deberíamos abrir (por lo menos en mi caso) mucho más a menudo el baúl de los sentimentos. Tomo nota.
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