Había una vez un señor que se llamaba el señor dos e iba caminando por la acera. Entonces iba diciendo ¡ soy el señor dos, soy el señor dos!. Y el señor tres le dice, eh, pero si eres el señor Ocho. Entonces se miró en el espejo y dijo, ¡ pero si soy el señor ocho !. Y se desamayó. Entonces pasó otro cumpleaños y se convirtió en el Señor Nueve, y cuando se despierta dice ¡ qué bien !, soy el Señor Nueve, ¡ mi número favorito !. Y así se acaba la historia.
Ya, no es gran cosa, ¿verdad?, pero la ha escrito mi sobrina, de seis años, y a mi se me caen las lágrimas y tengo unas ganas locas de morirme de risa dándole un abrazo.
Ya, no es gran cosa, ¿verdad?, pero la ha escrito mi sobrina, de seis años, y a mi se me caen las lágrimas y tengo unas ganas locas de morirme de risa dándole un abrazo.
6 comentarios:
Pues mira, trata de fomentar en tu sobrina la afición por la lectura y por escribir, que la historia no está nada mal y la chica tiene madera. Dale un beso de mi parte.
Un abrazo.
Qué entrañable:-)))))
Que linda... tiene gancho la cria ehhh... fomentadla...
¡Cómo que no es gran cosa! ¿Pero ... pero tú que te has creído? ¡Mal tío!
Abrazos para ... la niña PAQUITA
No, para mí es enorme, es más, me recordó a Millás ya en la segunda línea. Pero claro, la simpleza es grande en seis años, pequeñez a los treinta. Pero vamos, yo con su edad no hacía ni tres líneas sin mencionar balón, gol o jugadores
Es increible... Hay que seguir regando...
Ojala todos los ni#os del mundo pudiesen tener acceso a una educacion minima o basica, a apreciar la lectura y/o la escritura, a respetar la naturaleza y ... ademas de unos padres y familiares que lo fomentasen...
Una princesita que tendra la oportunidad de apreciar todo eso tu sobrinita...
Un relato excelso para su edad!
Un cordial saludo,
mega
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