Se sentía agotado de ser siempre un ejmplo, de no poder tener un desliz, de estar al servicio de los demás. Se subió a lo alto de la cornisa, se quitó la capa, sacó una redonda pelotilla de moco de su nariz, se inclinó ligéramente hacia un costado y lanzó un sonoro pedo que arrancó algunos ladrillos. Después se sintió tremendamente aliviado.
23 de noviembre de 2007
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2 comentarios:
je, je
Pero Larrey, es mejor no ser ejemplo de nada ¿no?, por lo menos es más higiénico y menos guarretillo.
pues a mí me simpatiza mucho porque me recuerda a mí misma a los 9 años, cuando vi por primera vez a una niña limpiarse los mocos con el borde de su falda. Me sentí tan maravillada de que, después de hacer alg así, uno pudiera seguir vivo, que...
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