6 de noviembre de 2007

EL CARNÉ


Llevo unos cuantos años viviendo bastante cerca de una comisaría. Fuera de que no funcionan los mandos de los coches, que la cobertura telefónica es relativa y la manía de algunos policías de cerrar el turno sirena en ristre, no puedo decir que me acuerde de ella. En esa comisaría se puede renovar el carné de identidad. Yo lo hice al poco de mudarme, una mañana de vacaciones me acerqué a eso de las once de la mañana, esperé a dos personas en un lado, otras dos en otro y me fui con mi carné tan tranquilo. ¿Qué es lo que ha pasado ahora?. Empezó en verano, me dije, pues nada, la gente con los pasaportes, que siempre anda con prisas. El caso es que me voy muy tempranito a trabajar, a las siete menos cuarto de la mañana paso por la puerta de la comisaría y, como digo, en verano empecé a ver a una o dos personas en la puerta. Me pareció extraño, pero con el tiempo de las dos personas hemos pasado a cinco, ocho, diez, quince, veinte, hasta la treintena que está todas las mañanas esperando a que a las nueve abra la comisaría. ¿Cuanto tiempo llevan esperando?. Es más, otro día de vacaciones pasé a las nueve y media y un policía explicaba a los que todavía estaban en la cola que ya se habían terminado los números. No consigo entenderlo. Si en mi empresa ocurre algo así, hay un repunte de trabajo, lo que se buscan son soluciones y si una de ellas implica la contratación de personal de refuerzo, pues se hace. Lo que no puede ser es que a estas alturas de la vida, de la era tecnológica, la gente tenga que hacer cola una noche para renovar un carné que no quiere, que le obliga el mismo que le invita a pasar una noche al raso: El Estado. Es que es de un tonto que no tiene sentido. Dan ganas de invitar a la insumisión, a la indocumentación, a una huelga de documentos. Busquen una solución, que estoy seguro que no es tan complicado. Ya me dirán, uno pide un día para hacer un trámite burocrático y vuelve al día siguiente para pedirle a su jefe otro día más porque llegó tarde al numerito. Y claro, la siguiente vez está desde que cierre la comisaría en la puerta, no vaya a ser que su jefe se piense que está de cachondeo. Y es que cachondeo es que no haya un sistema de citas previo telefónico (yo no digo de internet) que asegure que quien acude va a recibir su servicio. ¿Se imaginan ese sistema en el médico?, los enfermos en la puerta, luego la enfermera que sale: lo siento, ya no hay numeritos para este doctor, tendrán que dejar sus estertores, sus mocos y sus cefaleas para mañana. Es ridículo.

2 comentarios:

ralero dijo...

Pues igualito, igualito que aquí en mi ciudad. La gente se pone en cola para cojer número a las 5 de la mañana, dan los números para la mañna y la tarde, de modo que si no puedes ir por la mañana, o mejor dicho de madrugada, a ponerte en la cola, no hay modo de renovar el carné. Resultado, cinco años con él caducado. No sé si demandar al Ministerio.

Abrazos.

Anónimo dijo...

¡ Os voy a dar un poco de sana envidia!: Vivo en Zamora con mis niños y hace un mes nos hicimos el carnet (yo renovación, claro). Fui a comisaría y apunté un nº de teléfono. Llamo y me dan para 15 días. Total... a las 9 llegué, que era mi cita, y a las 9 y 10 salimos los 3 con nuestro nuevo y flamante carnet en la mano. Cada uno con un funcionario y todo muy rápido. He estado 15 años viviendo en Madrid y hace dos me vine a esta pequeña ciudad... cada vez que veo en las noticias las colas de las comisarias, no me canso de repetirlo: ¡QUE SUERTE VIVIR AQUI!