TENGO DUDAS
La lluvia inundó antes de ayer Madrid. Después de varios meses sin ver caer una sola gota, no paró de llover en todo el día. Hace incómoda nuestra vida normal, pero sacia nuestra sed, riega los campos y limpia las ciudades. La lluvia llega acompañada de melancolía. Los colores de la naturaleza se hacen más vivos que nunca en otoño, y todas las tonalidades posibles se posan en el atardecer de las hojas que suavemente se desprenden de los árboles y alfombran el suelo. El otoño transmite tristeza vaga. Los días se acortan, se hace más difícil llegar y salir de trabajar rodeados de noche. Después el frío nos acompaña hasta casa. Pero no siempre los días son así, la vida es muy diferente para cada uno de nosotros, igual que los sentimientos. Y nunca sabemos dónde nos va a sorprender algo novedoso, sea bueno o malo. Me sobresalto esta semana al escuchar por la radio el caso de un hombre que acude a un programa de televisión para declarar amor perpetuo y boda a una mujer, y sólo unos días después ese mismo hombre es capaz de apuñalarla hasta la muerte. La vida está llena de contradicciones, a veces somos tan incoherentes que se hace difícil entender en qué nos diferenciamos de los animales. Un hombre, siempre suele ser hombre, decide acabar con la vida de una mujer y no se plantea nada más. Decide por sí mismo sobre la vida de otro ser humano. Fin de la historia. Ésta, que es solo una triste historia más para mí, es un mundo para la familia de la víctima. Mi sentimiento de incomprensión hacia el hombre, a gran escala, es el que me transmite la violencia, la guerra, las desigualdades, el hambre, el odio, los nacionalismos, el terrorismo, y tantos otros etcéteras que serían prácticamente inacabables. Pero la esperanza es lo último que se pierde. Siempre nos queda algo a lo que aferrarnos para creer que es posible crear un mundo mejor, siempre tenemos que tener la esperanza de pensar que poniendo un poco de nuestra parte, aunque sea a pequeña escala y nos parezca imperceptible, algo podremos hacer para que nuestra existencia sea al menos un poco mejor. Nos educan pensando que el hombre es bueno, pero a medida que nos introducimos en lo que llaman mundo real, ese que paradójicamente se ha creado artificialmente, nuestras ideas se sacuden. Nos han convencido de que este mundo es el verdadero y de pronto, todo lo que creíamos principios, verdades casi absolutas, ética y moral, se transforma en un triste otoño de desconsuelos y desvelos. Pero las cosas son como nosotros hacemos que sean. Por eso invito a la duda, de todo. Sé que a veces vivimos en una vorágine que nos impide reflexionar tranquilamente acerca de las cosas, pero si fuéramos conscientes de que somos una gran mayoría los desencantados y defraudados que queremos otro mundo, y si empezásemos a cuestionar las cosas que tratan de imponernos de una manera sutil y al dictado, estoy seguro de que las cosas irían mucho mejor para todos. Las cosas pequeñas pueden acabar convirtiéndose en las más grandes. Y somos muchos más. Duda.
La lluvia inundó antes de ayer Madrid. Después de varios meses sin ver caer una sola gota, no paró de llover en todo el día. Hace incómoda nuestra vida normal, pero sacia nuestra sed, riega los campos y limpia las ciudades. La lluvia llega acompañada de melancolía. Los colores de la naturaleza se hacen más vivos que nunca en otoño, y todas las tonalidades posibles se posan en el atardecer de las hojas que suavemente se desprenden de los árboles y alfombran el suelo. El otoño transmite tristeza vaga. Los días se acortan, se hace más difícil llegar y salir de trabajar rodeados de noche. Después el frío nos acompaña hasta casa. Pero no siempre los días son así, la vida es muy diferente para cada uno de nosotros, igual que los sentimientos. Y nunca sabemos dónde nos va a sorprender algo novedoso, sea bueno o malo. Me sobresalto esta semana al escuchar por la radio el caso de un hombre que acude a un programa de televisión para declarar amor perpetuo y boda a una mujer, y sólo unos días después ese mismo hombre es capaz de apuñalarla hasta la muerte. La vida está llena de contradicciones, a veces somos tan incoherentes que se hace difícil entender en qué nos diferenciamos de los animales. Un hombre, siempre suele ser hombre, decide acabar con la vida de una mujer y no se plantea nada más. Decide por sí mismo sobre la vida de otro ser humano. Fin de la historia. Ésta, que es solo una triste historia más para mí, es un mundo para la familia de la víctima. Mi sentimiento de incomprensión hacia el hombre, a gran escala, es el que me transmite la violencia, la guerra, las desigualdades, el hambre, el odio, los nacionalismos, el terrorismo, y tantos otros etcéteras que serían prácticamente inacabables. Pero la esperanza es lo último que se pierde. Siempre nos queda algo a lo que aferrarnos para creer que es posible crear un mundo mejor, siempre tenemos que tener la esperanza de pensar que poniendo un poco de nuestra parte, aunque sea a pequeña escala y nos parezca imperceptible, algo podremos hacer para que nuestra existencia sea al menos un poco mejor. Nos educan pensando que el hombre es bueno, pero a medida que nos introducimos en lo que llaman mundo real, ese que paradójicamente se ha creado artificialmente, nuestras ideas se sacuden. Nos han convencido de que este mundo es el verdadero y de pronto, todo lo que creíamos principios, verdades casi absolutas, ética y moral, se transforma en un triste otoño de desconsuelos y desvelos. Pero las cosas son como nosotros hacemos que sean. Por eso invito a la duda, de todo. Sé que a veces vivimos en una vorágine que nos impide reflexionar tranquilamente acerca de las cosas, pero si fuéramos conscientes de que somos una gran mayoría los desencantados y defraudados que queremos otro mundo, y si empezásemos a cuestionar las cosas que tratan de imponernos de una manera sutil y al dictado, estoy seguro de que las cosas irían mucho mejor para todos. Las cosas pequeñas pueden acabar convirtiéndose en las más grandes. Y somos muchos más. Duda.
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