9 de noviembre de 2007

MICROS

Su enorme fe hizo que desde entonces su vida fuera muy curiosa, se ocupó de hacer todo el mal que pudo para asegurarse que en el infierno se reencontraría con quien mató a su hijo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Eso es tenacidad, Larrey! y es que... a veces hay que tomarse "la justicia por su mano "o "hacer justicia con nuestras propias manos"; porque la institucional está de "manos caidas"

Saludillos

ralero dijo...

No sé si terminaría encontrándo al tipo tal, pero, sin duda, en el infierno estaba ya.

Un abrazo