Dos padres y su hijo van en el coche. Los padres deltante y el hijo, de apenas tres años, detrás. Van jugando a un juego que consiste en pensar un animal y adivinarlo haciendo preguntas para responder sí o no. Le toca el turno al hijo. Piensa su animal y va respondiendo. Pero lo hace siempre con el mismo sonido, umm, umm, y moviendo la cabeza afirmativa o negativamente. Como los padres no pueden verlo, le explican: no, hijo, cuando te preguntemos tú tienes que responder o sí o no. Entonces a la siguiente preguta ¿tiene cuatro patas tu animal? el niño, muy obediente, dice o sí o no.
19 de noviembre de 2007
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1 comentario:
ja ja, ja´
Te cuento
Una anécdota que me pasó a mí.
En una época de "efervescencia política y transformadora de la realidad-hay que hacer cosas, hostias " que tuve, sí si, ¡qué risa ! trabajé voluntariamente en un centro de adultos y estaba alfabetizando y me daba una risa a veces que lo pasaba fatal tratando de disimularla, pues un día, le digo a un alumno que estaba aprendiendo (persona de 60 años)que escribiera la palabra "loros" poquito a poco, la l, la o, enfín, mientras, yo estaba con otras personas, luego volvía a él, a ver cómo lo llevaba; enfín estuvo mucho rato escribiendo la palabra, después de hacerle yo alguna rectificación la terminó. Yo, le premiaba, ¡genial, está fenomenal, aquí pone loro, estupendo!, pero fíjate, yo te dije loros, loros, no loro que es sólo uno sino loros, venga, sigue escribiendo a ver qué le falta a tu palabra.
Yo seguí atendiendo a otros adultos y trabajando con ellos y cuando pasó un ratillo me llama Fidel y me dice. "Milena, mira a ver si ya es suficiente", cuando miré su cuaderno, había escrito loro, loro, loro, loro, ni se sabe la de veces.
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