Ahora resulta que la Santa Madre (que la parió, apostillo) Iglesia arremete contra Amnistía Internacional. Greenpeace y Amnistía son los dos colectivos (ongs si se quiere) que superan mis prejucios, creo que su labor es vital para mantener cierto equilibrio en el mundo en el que vivimos. Luchan contra el sistema y, por eso, tendrán siempre mi simpatía. Y no es por ahí por donde quiero desmontar la nueva estrategia eclesiástica. La Iglesia critica a Amnistía porque defiende el aborto. Ni tan siquiera me voy a molestar en explicar en qué casos y bajo que principios la organización lo defiende, porque la iglesia, en su cerrazón, considera aborto cualquier interrupción.
A lo que voy es a la paradoja que se da con esta actitud. Ellos, la Iglesia, niegan el aborto porque defienden la vida (ja). Es decir, estarían en contra de cualquier acción del ser humano que provocara la muerte de otro, tenga este dos semanas de vida o cincuenta y ocho años. Mi pregunta, y supongo que la de muchos, es más que evidente: ¿qué pasa con la pena de muerte?. Y no hablo de lapidaciones talibanes, no, hablo de la sala de fritanga de humana de Texas, por ejemplo. Imagino que un feto de una semana tiene más derecho a la vida que un asesino. Ese debe de ser el principio, no importa la edad, sino lo que se ha hecho. No importa por tanto la vida, sino lo que con ella se haga. Que sean claros, que digan que están a favor de la pena de muerte en según que casos y en contra del aborto que puede salvar vidas, las vidas que se viven, no las que se discuten para determinar si lo son ya o no. Así no es que respetáramos sus argumentos, porque uno no estará jamás con los que defienden la pena de muerte, pero al menos les creeríamos. Tengan valor, curia, tengan valor y no se anden con tapujos.
1 comentario:
Aida es una amiga de mi hija del cole, y hablando con su mamá el otro día me contó que su embarazo fue caótico. Ella diabética y con complicaciones tremendas, de estar en la UVI durante tiempo, tuvo coma diabético, le dijeron a su marido que se moría su mujer, y pensando que quizás el cumpable de este follón fuera el bebé que se engendraba en su interior, el papá firmó documentos para que ante todo, los médicos salvaran a su mujer con quien tenía proyectos de vida y si para ello era necesario abortar, pues que le sacaran el feto.... Hoy Aida es la reina de esa familia, pero en su momento M. no dudó de que la vida de su mujer era la más importante.
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