29 de junio de 2007

HACER EL TONTO


La adolescencia y la juventud son un campo abonado a la tontería, a hacer el idiota. Lo pensé ayer al ver una serie de videos de esos que circulan por ahí con porrazos de adolescentes (casi siempre) que intentan hacer una proeza que da con sus dientes en el suelo. Y lo comenté en una cena reciente con viejos amigos, mientras recordábamos las locuras que habíamos hecho en nuestra juventud, todas ellas muy moderadas, todo hay que decirlo. Partimos de la base de que un adolescente se cree inmortal y su fortaleza física no conoce, normalmente, límites, al menos en su cabeza. Algo así me ha pasado a mi, es más, ahora me frustra evidenciar que mi fortaleza, la real y la ficticia, se fueron con los años. El caso es que en la cena salió a la palestra una noche, un noche que va a servirme para resumir lo que quiero expresar en este artículo. Nosotros inventamos el botellón y nunca reclamamos derechos de autor. Ocurrió por casualidad cuando abrieron la primera tienda 24 horas en la gasolinera del barrio (estoy hablando de hace 20 años). Aquella noche hicimos (lo de botellón vino mucho más tarde) un Seven (seven eleven, se llamaba la tienda) con el pack acostumbrado: DYC, vasos (éramos unos señoritos), sprite y hielo. Yo acababa de conocer a la madre de mi hijo, así que terminamos la noche tres (Foche, Nono y yo...me permito poner sus motes porque espero que no los conozcan en sus trabajos, donde son reputadísimos profesionales) en un parking junto a su casa. Supongo que fanfarroneábamos y hablábamos sin parar, hasta que en un momento Foche cometió un error. ¿A que no te haces doscientas flexiones?, ¿que no?, y ahí me tienen, borracho y haciendo flexiones en la acera. Dos, tres, cuatro. La noche de la cena no fuimos capaces de aclarar quien ganó la apuesta (aburrida, por cierto, 200 veces lo mismo), pero no me exrañaría que hubiera sido tan cabezota de haberla ganado. En la cena no comentamos más sobre aquella fiesta, pero hoy quiero yo incluir algunos detalles más. Habíamos ido al parking cercano a la casa de mi chica porque estaba en esa fase de enamoramiento (que me dura, todo hay que decirlo ¡mira que te quiero, niña!) tonta que implicaba que todo lo que hiciera tenía que ver, necesariamente con ella. No lo confesé jamás (lo hago ahora) pero en un momento de la noche (no sé si antes o después de las flexiones) me acerqué a su casa, justo a un punto donde se veía la ventana de su cocina y la vi. Hermosa, como siempre, con su larga melena morena, esos ojos color aceituna. Era un quinto, pero la reconocía a la perfección. Estuvimos mirándonos largo rato, supongo que hasta que mis amigos se dieran cuenta o nos fuéramos de allí. Solo un tiempo después descubrí que le había estado hablando de amor en silencio a un grifo. Y la noche no acabó ahí. A altísimas horas de la madrugada de un día laborable (era puente) quisimos saber si nuestro amigo Nonitri quería tomarse la última con nosotros. No había móviles, así que fuimos directamente a su casa. Vivía en un bajo, y muchas veces habíamos hablado con ellos calle-ventana. Y yo sabía que una de las ventanas no cerraba bien, así que dije, no preocuparse, yo me cuelo y le doy un toque. Os podéis imaginar la escena. Cuatro de la mañana, abre la puerta de tu habitación mientras duermes y ves a tu colega, completamente borracho que te dice, tronco, vente a tomar una copa con nosotros. Su hermano, que dormía en la misma habitación, me miró y dijo, no es verdad, esto es un sueño y se dio media vuelta. Nadie más se enteró, entre otras cosas porque mi amigo me echó de su casa por el mismo camino que había entrado, pero si su padre se hubiera despertado imagino que no me hubiera dado un abrazo en el pasillo, coño, Larry, ¿cómo tú por aquí?.

En fin, que ya se sabe, la adolescencia es un campo abonado a la tontería, así que padres de adolescentes, tranquilidad y esperanza, pese a todo, hoy soy un padre respetable...bueno, eso creo.

7 comentarios:

ralero dijo...

Je, je, me he descojonado imaginando esa última escenita. Desde luego...

Un abrazo

Dudu dijo...

Venga, edita la entrada y cuentanos que era el "singing in the rain"... ja,ja,ja,

Elena dijo...

je,je,...me río imaginándome la escena...yo he sido demasiado buena y es que mi adolescencia, aunque no se ha pasado por alto, no ha sido nada juerguista....tranquilita que se dice, pero mola leer cosas así..ja,ja,... lo q mas me ha gustado son las palabras dedicadas hoy a la morena de ojos aceituna.
Bss. Elena.

Anónimo dijo...

Corroboro la historia, fui al que despertaron.... y aún a veces me despierto en mitad de la noche sobresaltado por la imagen de un cabezón que me dice.... Toni, ¿te vienes a tomar una copa?... lo del singing in the rain es para un libro no una entrada, je,je.

Pedro dijo...

"Altas horas de la madrugada".
¿Y tu quieres ser escritor?

Anónimo dijo...

Para que luego digan...
Esto lo llevamos en los genes! Aunque he de decir que no he llegado a ese extremo!

Un beso

Tu prima Maria!!!!!!

Larrey dijo...

Si te parece peter en un artículo de estos hablo de los albores del amanecer, las primeras luces del día,la melosa miel ficticia de las farolas o el día proscrito de la ciudad, con cinco copas (de plástico de dyc) eran altas horas de la madrugada.