14 de marzo de 2007

¡ QUE NOS COMEN !


Tú, que ves al inmigrante con desprecio. Tú, que sientes que nos están invadiendo. Ójala tengas que salir al extranjero a ganarte el pan.


Hoy quiero partir de esta premisa llena de rabia para contar lo que me ocurrió el domingo. Aparcaba mi coche junto a dos amigos y mientras realizaba las maniobras observamos que justo a unos diez metros había una especie de disputa de tráfico. Estos eran los protagonistas: una furgoneta gris y sus tres ocupantes de origen chino; y un coche de color azul oscuro con una pareja española de mediana edad. Eso es al menos lo que nosotros adivinamos. Cuando ya estábamos fuera del coche, la cosa se encrudeció ligeramente y lo que nos pareció entonces era que la pareja española pretendía largarse y los chinos intentaban evitarlo. Una mujer oriental se adentró en el vehículo azul por el copiloto para sacar de la guantera los papeles mietras el conductor intentaba arrancar, cosa que no logró porque un segundo chino se lo impidió. Mientras tanto la mujer, la española, medio golpeaba con la puerta a la china, y digo medio porque lo hacía con una mezcla de rabia y de miedo, hasta con cierta timidez. No sé si por la china o por la puerta. El caso es que decidimos no intervenir. Nunca he sido un justiciero al uso y cuando lo he sido he recibido respuestas desconcertantes (algún día contaré la historia de la mujer que me increpó por defenderla de su marido, que la había golpeado en mi presencia). Y no soy justiciero, entre otras cosas, porque nunca sabres la verdad de la situación y menos a primera vista; y usar la violencia sin la suficiente información no va conmigo, yo no soy Aznar, y prefiero pecar por defecto que por exceso. Así que permanecimos a unos metros por si la cosa pasaba a mayores y había que llamar a la policía. Fue entonces cuando la señora, la española, reclamó nuestra atención. Socorro, socorro, ayuda. Nos miramos unos a otros y seguimos con la misma idea, porque ¿quien era el malo en aquella película?¿los chinos?¿los españoles?¿todos?. Entonces, la señora, viendo que no nos movíamos nos gritó ¡ cobardes, no véis que nos comen!. Entonces reconozco que salió de mi el justiciero que creía sereno y me acerqué a ella. La mujer sonrió, y el conductor, el español, también pareció recibir mi presencia con alegría. Me puse delante de la señora y con la voz lo bastante potente como para que entendiera que no estaba abierto a negociaciones, le dije que como pretendía que yo interviniera, que como iba a saber quien tenía la culpa. Ella me miró indignada y dijo pero no ves que son tres chinos contra un español, que nos comen, hombre, que nos comen. Mi indignación crecía por momentos. ¿Dónde se creía esta mujer que estaba?, y lo que es peor ¿con quien creía que estaba hablando?. Yo soy una mujer y he venido a ayudar a este hombre porque se lo iban a comer, tres chinos contra un español, repetía. Encima, pensé, me ha tocado una justiciera. Me limité entonces a decirle que como se atrevía a llamar cobarde a alguien, así, sin saber nada y como iba por ahí interviniendo en disputas solo porque unos eran chinos y otros españoles. El conductor entonces, que imagino vio que perdía el único apoyo que tenía, dijo que nos tranquilizáramos, que lo que había que hacer era llamar a la policía. Pero eso ya lo estaban haciendo los chinos. El conductor entonces se creció y dijo ahora os váis a cagar, hombre, os váis a cagar, como si hasta ese momento no hubiera querido llamar a la policía y buscara huir por proteger a los orientales. Lo dijo con una voz que a mi, me van a permitir, me sonó ebria, por lo que yo en ese instante hice mi composición de lugar.


La historia no tiene demasiada miga, lo sé. Nosotros nos fuimos y supongo que quedó para la policía esclarecer los hechos. Pero para nosotros quedó la indignación. Aquella mujer nos llamó cobardes por no ser racistas y habernos posicionado de forma violenta en una disputa entre extranjeros y españoles. La nacionalidad, para esta señora, a la que me imagino(ahí me permitirán una vez más el prejucio) en la manifestación del sábado cantando contra el gobierno, para esta sñeora, repito, la nacionalidad da y quita razones.

9 comentarios:

Caminante dijo...

La correctora al aparato:
1.-pone ... (...)sabres la verdad de la (...)
debe poner ...
2.- La señora ha quedado mal parada ...pero mal parada (ver penúltima línea del artículo)

En cuanto al fondo del asunto, lo que ya dices, y añado, que también tengo experiencia de intervenir entre parejas y salir escaldada.
Un abrazo. PAQUITA

Dudu dijo...

No tengas prejuicios. Esa mujer es racista y a lo mejor vota al psoe, nunca se sabe. Por ahí me he encontrado cada cosa...
Por cierto, con lo grande que eres haberte liado a ostias con la mujer, el hombre y los tres chinos, repartiendo a todos por igual, je,jej,e

Larrey dijo...

no, tío, que lo mismo el chino esmirriado era un experto en artes marciales, se me rompe la camisa como kam Aron y me da una tunda de mae geris y mawashi geris que me deja tieso.

Larrey dijo...

ah, por cierto, para lo de imaginarla en la manifestación tendría que inventar un término intermedio entre el prejucio y el juicio, porque hay algo de enlace de memoria al situarla allí, mi mente, al escucharla, me trajo el recuerdo de Aznar vitoreado por las masas al canto de "vuelve, Aznar, vuelve, que nos comen". Por ahí andan los tiros.

Anónimo dijo...

querido Larrey, es dificil verdad, vaya situacion. Pues no te digo si tienes la obligacion de intervenir, si uno siente que le das la razon al otro eres un racista y si no un vago.
Por lo de la manifestacion ten cuidado, que se puede interpretar que todo el que allí estuvo era racista y te puedo asegurar que no era asi. por cierto por donde estuviste que no te ví? je je
BESOS a los tres.

Larrey dijo...

NO, luisito, yo no digo eso, yo digo que a ciertas personas no me cuesta imaginármelas allí, pero ni idea de quien estuvo, porque como yo no fui...
y bienvenido a mi blog ¡ qué alegría !

Pedro dijo...

Lo leí ayer en un periódico gratuito (ahora voy en cercanías): a los blancos se les pone en alerta el cerebro al ver un negro, es instintivo. La misma neurona que alerta de una serpiente. Luego otra glándula corrige el error y hace saber que el negro, a pesar de ser extraño, no es peligroso.

Larrey dijo...

¿de verdad?¿eso es científico?

Pedro dijo...

Fue en el blog de Arcadi Espada del 13 de marzo: http://www.arcadi.espasa.com/mt-static/2007/03/13_marzo.html, allí hace referencia a este experimento: http://www.sciencemag.org/cgi/content/abstract/309/5735/785