22 de marzo de 2007

LA JUSTICIA


Como ciudadano (mira que me gusta utilizar esta expresión) tengo algunos puntos flacos. Uno de ellos es cierta inocencia. Por ejemplo, aprendí (porque me gustaba) hace muchos años aquello de la independencia de los poderes (legislativo, ejecutivo y judicial). Y sigo creyendo en ella, más por inocencia esperanzadora que por convencimiento práctico. Y día a día recibo bombazos en mis defensas. Hoy, sin ir más lejos. La Audiencia deja libre a Otegi tras retirar el fiscal la acusación, leo en portada. En esta frase no está la miga del pan de mi duda, los profesionales de la AN está mucho más capacitados que yo para discernir estas cuestiones. El caso es que Arnaldo (vamos a tutearle, haber se así se va quitando importancia) no acudió a su cita con la justicia porque alegó problemas para viajar. A mi me parece una tomadura de pelo, pero no me sorprende lo más mínimo. Lo que me sorprende es todo lo que ocurre después. Al final es detenido por la Guardia Civil (un cuerpo de seguridad del Estado...vamos, de todos) a las cinco en su casa de Elgoibar y llevado en avión (pagado por el Estado...vamos, por todos) a la Audiencia para que, una hora después de aterrizar, se le retiraran los cargos y quedara en libertad. Espero que al menos el viaje de vuelta se lo tuviera que pagar él. ¿Quien es este tipo para que se le tengan tantos mimos?. Cuando un ciudadano normal tiene una citación judicial ha de acudir y punto. Si no lo hace la ley tiene previstas (que yo no soy jurista) las herramientas y sanciones correspondientes. ¡ Pues menuda vida la de la G.Civil si tiene que ir buscando casa por casa a todos los que no se presentan a los juicios !. Creo que por miedo a represalias (de los dos bandos radicales, HB y su Kale, y el PP y sus pancarteros) el gobierno hace cosas que no son de su competencia y tiene deferencias que engrandecen la figura de personas que mejor para todos estarían, como dice Juan Herrera, en el Ostracismo, que es un pueblo chiquitito de Soria (por decir una).

Pero, ¿no querías sopa? ¡ pues toma dos tazas !. Es que en las páginas nacionales leo otra noticia que me deja helado: El juez de instrucción Antonio Vicente Fernández es condenado a cuatro años de prisión y a 24 de inhabilitación por liberar presos a cambio de dinero (hay un término jurídico para esto, pero es complicado hasta de escribir). La historia de este juez es todo un culebrón. Jugador, mujeriego y aficionado a los préstamos y los favores, justifica sus acciones por las necesidades económicas derivadas de su curiosa forma de vida. Que hay personas que tengan problemas económicos por, entre otras cosas, ser aficionados a las faldas y los prostíbulos no es historia nueva. Que esas personas sean jueces no es realmente significativo. Lo significativo es que eso condicione sus decisiones judiciales. ¿Cuantos criminales no habrá en la calle porque este tipo no tenía dinero para devolver un préstamo que se dejó en el escote de la Juani?. Esta historia me hace temblar y me prometo a mi mismo revisar mis principios. ¿Como era aquello de la imparcialidad de la justicia?, ya.

1 comentario:

Caminante dijo...

¿Como era, como era?
PAQUITA