Es una disputa que he tenido muchas veces. ¡ Es injusto que Raúl gane el dinero que gana y haya tantas personas con sueldos miserables!. Y mi respuesta es siempre la misma, es justo porque se trata de un acuerdo entre dos partes independietes: el club y el jugador; trabajador y empresa. Puede que sea inmoral, como lo sería que yo esté ahora mismo tan tranquilo tecleando mientras hay personas que mueren de hambre.
El caso es que con el anunciado cierre de la planta gaditana de Delphi encuentro paralelismos que me hacen perder el convencimiento en mis principios. Me explico. La planta va a cerrar porque no es rentable, hasta ahí una historia vieja, sobre todo en la bahía andaluza. Para intentar salvarla los inversores (en Estados Unidos las empresas son de los accionistas) impusieron un plan de acción que consistía, en esencia, en millonarias primas para que los directivos encontraran la salida más rentable. No se habla de cierres ni de despidos de forma clara, sino de herramientas para salir de la crisis. Es decir, técnicamente, y siendo un poquito valiente en la argumentación, hay un consejero de Delphi que cobrará una millonada por echar a miles de trabajadores. Sigue siendo justo, porque se trata del acuerdo entre dos partes independientes, pero es que aquí la agresión moral supera las barreras de la lógica. Y lo hace con cifras que asustan. 167 millones de euros es el montante total previsto para este plan (en primas). ¿Les hago la cuenta en pesetas?, seguro que ayuda: casi 28 mil millones de pesetas. Que no es poco, es más de la mitad del Producto Interior Bruto de Guinea-Bissau o Samoa. Es decir, la peor crisis de la historia de la empresa ha supuesto ganancias millonarias para unos cuantos. Esto se traduce en que, al cobrar por resultados, cuando cierren la planta y éste sea un movimiento rentable para la compañía habrán multiplicado sus ingresos.
Voy a poner un último ejemplo ilustrativo con nombre propio: Rodney O´Neal, consejero delegado, ganará 4, 3 millones de dólares en este ejercicio. Muchos, viendo las puertas del cielo abiertas, han aceptado rebajar sus salarios fijos a cambio de un aumento de los incentivos. Ellos son los buitres y los trabajadores somos su carroña. No hay cuestiones morales, es el "bisnes", el dichoso "bisnes". La más curiosa de todas las actitudes es la de Esteve Miller (presidente ejecutivo) que ha rebajado su sueldo a un dolar (¿aceptará donativos?) hasta que finalice todo este proceso. Ay, que hombre más entregado, si no fuera por el uso de avión privado de la compañía (y otros servicios que rondan los 340 mil dólares) por los 750 mil ganados el año anterior, que sumados a los 3 millones de su fichaje, dan cifras que transforman un supuesto acto altruista en un sainete cachondo. Además, cuando Delphi cierre el ejercicio tiene previstos pagos en recompensa de los servicios prestados.
Y mientras tanto, miles de familias (¿entre todos los trabajadores pasaran de los 20 millones de dólares anuales?) se encuentran entre la espada y la pared, con la sombra del paro asolando sus conciencias.
1 comentario:
Ayer estuve leyendo en EL PAIS un artículo sobre el tema de Delphi y el sector de automoción. Resulta que muchos de los planes de ajuste se quedan nada más que en recortes salariales, sin inversiones, sin nuevos productos ni nada. ¿Y para esa solución se le paga a un tio una barbaridad de dinero?
Publicar un comentario