DON QUIJOTE

Hace no mucho tiempo, apenas dos años, Carod Rovira era parte del huracán mediático. No había día en el que no se hablara o se escribiera de él. Los mesiánicos de la disolución del estado, los mismos que ahora juran y perjuran que en el 11M hay algo más, hablaban de que era él quien realmente gobernaba España. ¿Qué ha pasado con todo eso?. ¿Ha habido unas nuevas elecciones y Zapatero ya no necesita de sus votos para gobernar?. Pues ha pasado lo mismo que con los papeles de Salamanca o la defensa de la familia ante el ataque de enloquecidos homosexuales aficionados al registro civil, que la mentira tarda poco en perder vigencia. Se agota. La falta de recursos hace necesario buscar nuevos huracanes, porque esta vida que llevamos es poco dada a la reflexión y eso favorece la proliferación de noticias bomba. Si incluso la realidad pierde vigencia, ¿qué no lo va a hacer un invento?. Bueno, hay inventos que duran, y duran, que sobrevivirán a macrojuicios y elecciones, pero esa es otra historia.

El caso es que Carod ha perdido peso en la opinión pública. Prácticamente ha desaparecido, él, que era el rey de los medios, el hombre que se fotografíaba junto a su propia caricatura fallera, ha perdido su sitio. No sé si lo habrá hecho por eso, o porque realmente este hombre vive en un universo quijotesco digno de estudio, pero ahora ha solicitado al C.O.I. la organización en Barcelona de unos Juegos de Paises sin Estado. ¡ Ahí queda eso !. Cataluña, Flandes, Palestina o Gibraltar serían los invitados. Y a la pregunta de si otras comunidades, y posibles realidades sin estado, españolas podrían participar dijo que no, que no quería unos juegos de segunda división. ¡ Este es mi Carod !, si de todos es sabida la tradición atlética de Gibraltar, dónde vamos a ir a parar pensando que en Galicia, por ejemplo, van a salir atletas de mayor nivel. Como ven ni me cuestiono la absurdez de la idea, me cuestiono como este hombre, envenenado por su propia fantasía nacionalista, llega a evadirse de la realidad a tal distancia que pierde cualquier cordura en sus argumentos. Y no es broma pensar que alguien así tiene el respaldo de sus votantes. Eso me hace pensar que tal vez sea yo el que no entienda bien esta historia, el que no entiende a políticos como Carod. Lo intento, de verdad que intento comprender sus razones y sus argumentos, pero no puedo, una y otra vez me lo imagino subido en un burro catalán, butifarra en mano, estatut en el zurrón, luchando contra molinos rojigualdas.