Odiaba a un compañero de trabajo. Era el típico gracioso, faltón y aficionado a pedir dinero. Por eso cuando le dijo, eh, compi, déjame 50 euros que tengo un problemilla, mañana mismo te los devuelvo, valoró la situación y pensó que por 50 euros le iba a resultar barato perderlo de vista.
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