Carlos, de cuatro años, todavía come en la trona porque de no ser así la cuchara habría de perseguirlo. Raquel, su hermana. Sentados en la mesa. Una disputa ordinaria zanjada por Carlos: En cuanto me suelten de aquí te voy a dar dos Hostias. El padre increpa al pequeño: eso no se dice. Minutos después Carlos vuelve a zanjar una disputa. En cuanto me bajen de aquí te voy a pegar dos de esas que he dicho antes...
2 de julio de 2007
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5 comentarios:
saben perfectamente lo que se puede decir y lo que no... otra cosa es que lo digan creyendo q no les van a oir....1 aviso, a la 2 vez q te lo oiga te doy....yo, yo le doy, sin más. Avisado estabas.
En estos momentos de acuerdo de la serie 7 vidas y de las collejas que soltaba Amparó Baró (no estoy seguro de su nombre).
Pues yo soy la madre y puedo asegurar que las collejas no sirven. Ayer su padre le amenazó con castigarle sin bajar por la tarde al patio (el peor castigo que se le puede imponer)si seguía llamandole tonto, y en ese momento, el niño cogió su oso y le pregunto al muñeco; oso, ¿papá es tonto? y con mucha gracia movió la cabeza del oso con la mano, arriba y abajo. Claro, el padre se quedó pasmado y consiguió salir de la habitación (con dificultad) antes de que el niño le viera reirse.
¿Que otra cosa podía hacer?
Es genial, M.Carmen ¿me cedes la historia para la semana que viene?
Te la cedo. Ya te contaré otra mas íntima, sobre una pintura y la incontenible curiosidad de mi hijo.
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