17 de julio de 2007

EL SUCESO GRACIOSO Y EL EGO FEMENINO


El sábado salimos a cenar. Esto de por sí, dada la vida que llevamos, merece un hueco en este blog. Después salimos a tomar una copa con unos amigos. Esto ya merece la portada de El País. Una copa en la Castellana y después a una discoterraza en Atocha, en la misma estación.
Muchas cosas que comentar sobre este espacio. Primero, los gorilas. Hace tiempo que dejamos la noche y uno tiende a pensar que lo que no ve, no existe. Pero estos dinosaurios de grandeza limitada siguen, vaya que si siguen. Son aves de egolatría nocturna. Tienen su coto y su cuota de poder y lo explotan con una sonrisa socarrona, como si se vengaran de las miserias de su día a día (entiéndase la luz). Me dirán que no es su culpa, que es la consecuencia de su trabajo, que les confiere la potestad de ponerte el cartelito de in o el de out. Sí, todo eso también.
Después están las mujeres. Sí, nos impactó muchísimo ver como iban vestidas. No es que no hubiéramos visto esos pantalones cortos, esos tacones de infarto, esos tops ajustados, esos escotes hasta el ombligo, esos pechos prisoneros de artilugio antigravedad. No, no, todo eso lo hemos visto antes, lo que no habíamos visto nunca era una concentración tan monotemática. Es evidente que es la consecuencia directa de pasar más tiempo en parques infantiles que en discotecas. Las madres no visten así cuando pasean a sus críos.
Después estaba la interrelación entre hombres y mujeres. Sería casualidad, muy probablemente, pero la dinámica era la siguiente: los grupos de hombres eran los que estaban fijos, apostados quizá en su lugar de caza, y eran ellas las que iban de un lugar a otro. No digo yo que no tuvieran un destino, pero daba la impresión de que se trataba de un baile de cortejo con un fin concreto. Cuando alguno consideraba que aquella pieza era suya, atacaba.
Eso ocurrió concretamente con mi pareja. Iba, todo hay que decirlo, de una belleza especial (sobre todo con el status imperante), muy al estilo Carrie Bradshaw (sexo en N.York). Surcábamos algún coto de caza, todo esto sin saberlo, caminando del baño hacia las terrazas, más tranquilas que las salas interiores. Yo iba delante y detrás mi novia y los dos amigos. En un momento dado me di cuenta de que me había quedado solo y me detuve. Esperé unos minutos y los vi llegar. Ellas dos muertas de risas, comentando la jugada y mi amigo desencajado, con un cabrero tremendo. Entonces me contaron lo sucedido, que como no vi, traslado lo más fielmente que puedo. Cuando cruzaba una zona concreta a mi novia un chicarrón guapetón, alto y a la última, le cogió la mano, suponemos que con intención de invitarla a bailar. Ella, en un acto reflejo se dio la vuelta sobre sí misma buscando salir del asedio, pero el muchacho, ni corto ni perezoso, la cogió de la cintura, al más puro estilo Adrian Brodie, y como si ella fuera la mismísima Halle Berry y aquella la ceremonia de los Oscars, se la acercó inclinándola ligéramente para besarla. Claro, mi amigo vio la escena, y aunque ocurrió todo con tremenda rapidez, se interpuso. Momento en el que nuestra amiga también intervino, para amortiguar el coche entre los dos varones, porque hasta entonces lo que había era disfrutado de la escena, de ver a su amiga apunto de ser besada por esa especie de Adonis desconocido. A mi me parece una táctica de ligue demasiado intimidatorio y arriesgada, claro, tal y como está el patio, pero tal vez tenga que ver con lo de la ropa de las mujeres, que ya no estamos en la onda.
El caso es que no deja de ser gracioso. Ellas no sintieron aquel momento como una intimidación, sino como un achuchón a su ego, como un subidón de autoestima. Tengo claro que las características físicas del litigante juegan a favor del ego, lo que no es justo, pero...Lo he comentado con otras amigas, porque soy muy dado a la anécdota oficinera del lunes (las echo de menos...) y la respuesta en todos los casos fue siempre la misma: la envidia y ¿dónde dices que está esa discoteca?.
En fin, que ya lo dice el título del libro, que unos somos de marte y otros de venus, pero el caso es que nunca llegaremos a entenderlas. Eso sí, al que no sea un tiarrón guapo y cachas no le recomiendo esa táctica de ligue, a no ser que sea aficionado a los deportes de riesgo. Y al "bailarín" desconocido y valiente, macho, por aquí eres un héroe...

7 comentarios:

ralero dijo...

Pues mira, hace unos meses estuve -después de años- en un local más o menos de ese estilo en Sevilla y te aseguro que por allí había muchas más cazadoras que cazadores. Y lo peor es que comprobé que no debo ser un trofeo de caza muy apetecible, porque ná de ná, macho, jajajajajaja.

Un abrazo

Elena dijo...

¡si es que LA INMA está muy bien!
un olé pa' ella.

La noche también es para mí una gran desconocida. ¡para qué vamos a ir al Zoo! con lo que hay por ahí suelto...

Besos.

Dudu dijo...

A este artículo le faltan algo para que gente como yo lo podamos entender:

copa. (Del lat. cuppa). 1. f. Vaso con pie para beber

discoteca. (De disco1 y -teca). 3. f. Local público donde sirven bebidas y se baila al son de música de discos.

Anónimo dijo...

Soy la involucrada nº1 en ésta historia y os aseguro que a mi chico se le ha olvidado un dato importante: el muchacho en cuestión en aquel preciso instante es probable que no fuera capaz ni de pronunciar su propio nombre... mirandole a los ojos no sabría decir qué narices se había metido pal cuerpo.
Eso si: me quedo con la victoria de la insinuación frente a la evidencia de la chicha al aire. Si mi objetivo hubiera sido ligar no me hubiera ido tan mal ser un bicho raro frente a tanto escote ¿no?

BILMA

Elena dijo...

¡hola bilma! ¡tú por aquí! ven mas a menudo. Bss

ralero dijo...

Ésta de la foto es Inma-Carrie-Bilma? Pues claro que intentaron ligar con ella! Muy guapa. Desde hoy te aprecio más larrey, jajajajaja.

Bueno, perdón, pero no puede aguantar gastar la broma (lo de que es guapa no es broma, eh)

Un abrazo, larrey. Un beso, Inma.

Rafa.

Larrey dijo...

Pues sí, esta es la reina de mi casa, ¿qué te voy a decir yo?, estoy loco por ella hasta los huesos, así que yo no la hubiera intentado besar, la hubiera secuestrado directamente y jamás hubiera pedido rescate...