9 de julio de 2007

MICROS

Cuando entró en la cocina lo vio abrazado melancólico al azucarero. Se acercó a él comprensiva. Toma, cariño, tu insulina.

1 comentario:

Dudu dijo...

Conozco insulino-dependientes y es una putada. Al final a todo se acostumbran, pero no deja nunca de ser un coñazo