27 de julio de 2007

DOPING


¿Cúal es el problema?. No, de verdad, seamos sinceros, ¿cúal es el problema?. ¿Qué hagan trampas?, ¿qué nos sintamos decepcionados?, ¿qué no compitan en igualdad?. Creo que en este tema hay mucho cinismo, porque estos monstruos los hemos creado nosotros, con las grandes carreras inhumanas, con la exigencia draconiana, con la competitividad extenhuante. Por mi que se dopen hasta la muerte, que se lleven la sangre a la luna y luego se la enchufen en la etapa reina. ¿Voy a exigirles yo desde el sofá o desde la barra del bar que no hagan lo que sea para lograr lo que todos esperamos?. Que hagan dos Tour, uno el de los dopados y otro el de los no dopados. Veremos cual tiene más audiencia, si el de las carreras de apenas ciento cincuenta kilómetros y puertecitos o el de las etapas reina con monañones enormes. Ese es el problema, que queremos conchino grande que pese poco. Eso es como el tema de los programas del corazón y la audiencia, bua, menuda mierda de tele, todo el día con los famosos. Luego la Dos, trece mil espectadores, Dónde estás corazón un par de millones. Cinismo, eso es lo que hay, mucho cinismo. Si ahora descubrieran que Induráin se dopó, ¿desaparecerían como por arte de magia las muchas horas que pasé apretando los dientes frente al televisor?. No soy tan bueno, tan puro y tan íntegro como para rasgarme las vestiduras con todo esto. Es cierto que el mensaje que da a la juventud es equívoco y peligroso (superación y trampa en el mismo lote) y, sobre todo eso, están minando su salud de forma peligrosa. Pero hay que ver este tema desde dentro, reflexionando sobre lo que se les exige y se espera de ellos. Sobre hacer trampas, además, habría mucho que reflexionar, porque igualdad no va a haberla desde el momento en el que uno lleva entrenando desde los quince años con bicicletas y medios de élite y el otro correteaba por las montañas de su pueblo porque no tenía dinero para ir en coche a trabajar. ¿Trampas?, sí, puede que sí, pero encontrar el límite, la barrera del bien y del mal es tan complicado que tampoco deberíamos endemoniar tan a la ligera a aquellos que nos dicen la han sobrepasado. No me gusta el doping, tampoco tengo claro por qué, pero no me gusta para mí, para mi familia, pero el que se quiera dopar creo que a estas alturas sabe lo que hace, así que no me rasgaré las vestiduras. No, mi cinismo no llega tan lejos.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola. En el Tour, y en todo el ciclismo ha habido dopping. No desde hace 10 o 15 o 20 años. MAS, desde siempre. La carrera en si misma se ha creado así(y la mayoria de los deportes). Mi tio hace 35 años acompañaba a su cuñado (aficionado y compañero de Angel Arroyo) a las carreras, en un coche del equipo, y en medio de la propia carrera, sacaba el cuerpo fuera del coche, cogia la jeringuilla, y pincharle en medio de la carrera. Los mayores cinicos son los propios franceses organizadores del propio tour de francia. Ademas ni ellos mismos tienen claro donde esta el límite de la trampa. Me pongo en la piel de Rasmusen, en que sentirá ahora, y casi me dan ganas de llorar. Despues de toda una vida luchando y corriendo...
Un saludo y gracias por este articulo y los demas.

Pedro dijo...

Espero ansioso el capitulo 9 de Gigolo.

Anónimo dijo...

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Marta.