23 de enero de 2009

UNA CAÑITA BIEN TIRADA

Madrid tendrá atascos, un gobierno más anticuado que su catedral, pero saben tirar las cañas como en ningún otro lugar del mundo. Puede que el mejor tirador de cañas no sea madrileño, pero es la mejor ciudad para tapear cerveza mediante. Y tirar una caña tiene su arte, eso no se puede negar. Primero hay que tener las justas medidas en orgien. En el grifo necesitamos el frío necesario y la porción de gas adecuada. El vaso, a poder ser corto y ancho para que el aroma amargo de la cerveza también nos invada por la nariz, debe de estar frío pero no tener restos de hielo. Cuidado con las jarras en la nevera, pueden estropear el resultado. Lo mejor para ello es un buen chorro de agua fría. Muchos bares tienen en su grifo otro de agua fría para este menester. Después hay que abrir el grifo a tope, dejar que la copa o el vaso se llene hasta un 80 o 90%, nunca más. Se cierra el grifo. Un truquito en este punto es dar un golpecito con la cerveza en el mostrador, que además luce mucho. Después se abre muy poquito el grifo, apenas unos centímetros y lo que sale es la espuma. Hay que ser generosos, tiene que rebosar por los laterales del vaso. Después con una paleta específica (nunca el dedo) se retira la espuma sobrante y se deja que repose un poco para que la comunión líquido-espuma sea perfecta (y también caigan los últimos restos de espuma). El resultado es una maravillosa conjunción que entra por la vista unos segundos antes de deleitarte por el paladar:
Las cañas bien tiradas son, además de una delicia, el CSI de la hostelería. Son la única bebida (que al menos yo conozca) que deja el rastro de los tragos que has necesitado para bebértela. Los sedimentos de la espuma son la poética estampa final:

Siete deliciosos tragos...

6 comentarios:

Elena dijo...

¡que gustazo! ... yo sigo con mis claritas con limón, y aún así me mareo. ¡Cuidado con los controles si bebes! un beso.

Dudu dijo...

A mi gustan más los botijos, aunque últimamente me estoy decantando por los tercios. Cuestión de gustos.
No sé si te acuerdas de haber vivido en Madrid los cortos de cerveza. Ahora han desaparecido pero en Cuéllar son la moneda común. Tienen una ventaja sobre la caña, que si decides ingerir un litro de cerveza, dividido en cortos, te permite visitar mayor número de bares. Y así hacer gasto a todos.
Siete deliciosos tragos...?? porque estamos en invierno. En verano, un par de ellos. Y después de hacer ejercicio... uno solo.

ralero dijo...

Qué sed...

Abrazos.

Larrey dijo...

Yo lo tengo claro, si el botellín es mahou, sin duda botellín, pero el de 25, el otro te deja seco. Y si es de cualquier otra marca, prefiero caña, las cañas me están todas buenas.

Ángela dijo...

No soy bebedora pero juro que en estos instantes es lo que más me apetece de este mundo, una caña.

Jésvel dijo...

Mi hermana estudió y enseña hostelería y sí, tirar una caña es todo un arte.

En Madrid las tiran como en ningún sitio (en no todos los sitios por desgracia), en esto pasa como con los churros y las porras.

Si es que.. De Madrid al cielo y todavía hay un agujerito para seguir viéndolo.