30 de enero de 2009

AEROPUERTOS

No hay nada como salir de la rutina para alimentar el blog...

Hay cosas de los aeropuertos, por lo menos del de Madrid, que no dejan de sorprenderme. Lo volví a ver en este último viaje, después de más de año y medio sin pasar por las pistas de la T4.
Me centraré en dos detalles que me encantaron. Uno es uno de los pocos mensajes que se dan por megafonía. Acabábamos de aterrizar (y pasearnos a trote cochinero media hora por las pistas con el avión) y esperábamos las maletas cuando una mecánica voz de mujer dijo "rogamos mantengan controladas en todo momento sus pertenencias personales" que yo miré a mi alrededor, porque esperaba a una señora corriendo detrás de su bolso de mano, a otra con aspecto de madre cansada regañando a la maleta grande por abusar de su hermana pequeña el neceser, o al ejecutivo intentando que el maletín del ordenador dejase de sacarse chips con el dedo. Por suerte mi ordenador es bastante educadito y no tuve que hacer nada para que estuviera controlado. La segunda son los espacios creados para los fumadores, pequeñas jaulas de cristal en las que deben sentirse los pobres como animales en el zoo, que uno teme que un día de estos un grupo de turistas japoneses se pare a hacerles unas fotos. Pues estos espacios, que ya digo, son cuatro paredes de cristal que acordonan el terreno fumable, carecen de tapa. Alguien debería explicarle al ingeniero que los diseñó que el humo tiende a subir y que lo realmente importante era haberlo tapado por ¡ arriba !. ¿Qué esperan ?¿que el humo vaya a subir, vea que ese es el espacio para los fumadores y diga ah, no, me quedo, que este es mi terreno, no vaya a ser que me lance con mi cáncer a alguien que no quiere fumar?
Otro día hablaremos de las maletas...

1 comentario:

Dudu dijo...

JA,JA,JA no me había fijado que no tienen tapa!!!... como algunos restaurantes que separan los espacios con biombos...