MANÍAS

Soy un tipo maniático. Creo que todos lo somos en mayor o menor medida, lo importante es la tolerancia. No a las manías ajenas, que también, sino y sobre todo, a la ausencia de las tuyas. Me gusta más hablar de rutinas, pero cuando una rutina no tiene una justificación lógica bien vale llamarla manía. Pondré algunos ejemplos:
1.- El periódico: nunca me llevo el primero del montón, siempre el segundo. ¿La razón? no tengo ni idea, pero según mi proveedor habitual (mi kioskero) sólo él cuando lo compra en vacaciones se lleva el primero. Tanto es así que le he sugerido que plastifique una portada y la deje encima, por no marginar al primero del montón.

2.- El azúcar: cuando tomo un café siempre le doy vueltas al azucar y al terminar (o para considerar si ya puedo terminar) doy golpecitos al fondo buscando el sonido del azucar al ser roto por el metal de la cuchara. Tampoco tengo explicación, pero lo hago siempre.

3.- El clip y el teléfono: en el trabajo, cuando tengo una conversación telefónica larga siempre termino con un clip en la mano, lo voy desdoblando hasta que queda una figura semi recta (o semi curva) después voy girándolo hasta dejarlo hecho un nudo. Siempre así, siempre por ese orden. Y después directo a la papelera. Estoy estudiando buscar en internet si existe la clipoplastia, lo mismo aprendo a hacer figuritas, que ahora que viene lo duro de la crisis no está de más buscarse oficios alternativos.

4.-La tele y la cocina: tengo un televisor pequeño en la cocina, que es mi ventana a la cultura garrafón, y siempre que la veo y las manos no andan en los fogones, lo hago apoyando la mano derecha en la pared, que como es blanca, va dejando un rastro de mi rutina en forma de huellas dactilares.

Y aquí me paro, por hoy, porque tengo la manía de catalogar mis manías y la manía de hacerle caso a las manías, y la manía de este blog, así que con tanta manía ¿cómo no voy a volver a escribir de ellas?