22 de noviembre de 2008

Nocturno

Hoy la noche es hermosa como un orto.
Cantan los grillos junto al río sin cauce,
Y la luna se vierte quedamente
En sus aguas tan limpias como espejos.

Sobre el puente, calado de relente,
Contemplo como duermen, sedentarias,
Las olas sin el hálito del viento.
Es tanta la quietud que casi espanta.

No alcanzo en la penumbra a ver los márgenes
Y así, con la mirada hecha rocío,
Los límites son frágiles, no es fácil
Recordarlos. No obstante, son memoria.

El paisaje parece detenerse,
Vacuo mármol. Así, la vida esgrime
Argumentos ajenos a lo estético,
Que envilecen la luz del vasto azogue.

Sí, se respira, en esta noche, aurora,
Pero el río es tan limpio, tan silente,
Que el rumor de su paso se diluye
Tal no hubiese iniciado su periplo.

No obstante, una fragancia de salitre
Se adhiere de las alas de los sueños
Augurando el final de la belleza,
Del cosmos, de la luz, de otro crepúsculo.

La luna se avergüenza de sí misma:
¡Qué barbarie alumbrar esos arpegios
Junto al mar sin orillas del silencio!
Rompe el canto del gallo por tres veces
El filo inescrutable de las sombras.

(Tan sólo el sol intuye la verdad, pero calla
Sumido en lo más hondo de su ocaso)

Sí, qué hermosa,
Qué hermosa, hermosa noche,
Cuánto dolor, qué inmensa
La tristeza.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Es imposible leer tus versos y no exclamar ¡cuantísima belleza!

¡Un abrazo, poeta, haces hablar a los mudos!


CIRCE

ralero dijo...

No, Circe, no, por suerte o por desgracia hay mudos o, más bien, sordo-mudos ajenos por completo a mis "poemas".

Un abrazo.