Lo tiene bien preparado. La música suave en la entrada. La luz justa. En el salón un juego de velas marcando el camino y otras entre estratégicamente y despistadamente sobre el suelo. El ordenador encendido y la primera prueba. Una breve nota. Haz clic. Ella se sentará y verá algunas imágenes sugerentes, tal vez una película erótica de bajo tono. Serán un par de minutos, lo suficiente para que entienda de qué va la cosa. Después habrá otra nota en la que le pedirá con más detalles que se vaya desnudando. Pero sin prisa, coqueta, sensual y juguetona, porque es más que probable que alguien te esté observando. Ella comenzará a desnudarse. Lo hará bien, la conoce, le gustan mucho este tipo de juegos. Seguro que se irá quitando la ropa despacio, dejando que las prendas se demoren en sus curvas. Tal vez hasta se acaricie los pechos, o los muslos, o el sexo. Después habrá una tercera nota que no tardará en descubrir, cuando ya esté completamente desnuda, con un nuevo mandato. Abre el archivo que hay sobre el escritorio y mastúrbate. Ella le hará caso, entre risas buscará con el ratón y abrirá el archivo. En él una mujer recibe sexo oral. Primero se sentirá algo tímida, con la recién adquirida desnudez y con el sexo tan explícito en la pantalla del ordenador, pero está convencido de que no tardará en dejarse llevar. Empezará acariciándose con suavidad, la cara interna de los muslos, que le encanta. Después irá bajando y con dos o tres dedos, desde la parte de arriba, con movimientos circulares, empezará a jugar con su sexo. Antes de que la protagonista de la película comience a comerse el sexo de su compañero de escena ella ya habrá introducido un par de dedos y estará buscando en su interior esos rincones que solo ellos conocen. Pero la película no durará mucho, se cortará para ofrecer un nuevo mandato. Este con unas imágenes que acaba de grabar de su propio pene, erecto, esperándola, como le dirá una voz en off. Ahora tienes un regalo, justo detrás de la pantalla. Y ella, tal vez sin dejar de juguetear con su sexo, lo buscará y no podrá evitar reírse cuando descubra que se trata de un vibrador. Y tiene pilas, terminará la voz en off, así que no dudes en probarlo. Y claro que lo hará, caliente como está. Jugará primero con la boca, porque sabe que él la está mirando, como diciendo, ahora es esto, pero no va a tardar en ser tu polla. Después los pechos, hasta que el nuevo juguete entrará en la cueva perfecta, que lo recibirá con el calor y humedad que se merece. Dejará que el juguete se demore dentro, para después sacarlo y retornarlo, tantas veces como le vaya pidiendo su excitación creciente. Ella buscará la nueva prueba, porque sabrá que la cosa no se quedará ahí, y encontrará un nuevo papel sobre una silla. Ahora vete a la habitación, y no olvides tu juguete. Irá, encantada, contoneándose, quizá metiéndose el vibrador en la boca. En la habitación habrá un nuevo dildo, pero este mucho más pequeño y una nueva nota. Quiero que él entre donde nunca dejas entrar a mi polla. Ella sonreirá cómplice y se preparará, como buena chica, para hacer caso a su anfitrión. Y cuando lo haga se sentirá primero incómoda, después extrañamente invadida, hasta que la excitación se dispare por completo. Muy probablemente el primer vibrador entre en el juego para culminar la invasión de los sentidos. Al dejarse caer sobre la cama notará la última nota: te estoy esperando en la bañera, con agua caliente, y mi polla no tendrá tanta paciencia como estos juguetes, ven, te está esperando. Y lo hará. Y se excitará de verlo masturbarse, en el agua caliente…y en ese momento suena el móvil y sale de la ensoñación. Sin soltar el pene, sin secarse la mano, torpemente, contesta. ¿Qué que hago?, tomar un baño...pues nada, lo llevo, pero todavía no me hago a la idea de que me haya dejado.
16 de noviembre de 2008
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1 comentario:
Donde está el extintor?...jajajja
Veo el trastero en llamas, efectivamente...y por ende a los "trasteadores" también, jajajaja.
Muy logrado el relato.
Me gustan los juegos.
Un calido abrazo.
CARPE-DIEM
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