11 de noviembre de 2008

MICROS


Lléveme a la luna, le dijo acomodando sus interminables piernas en el asiento trasero. Yo, con esos ojos, te llevaba al final del mundo construyendo la carretera con mis propias manos si hiciera falta, pensó mientras le explicaba que el restaurante La Luna llevaba dos semanas cerrado por reforma.


Dedicado a Sinpulso y a Raúl, los tx de la blogsfera.

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