24 de febrero de 2008

VAYA SEMANITA


Me impactó mucho la declaración de John McCain (misteriosamente se parece mucho el nombre al Bruce Willis de jungla de cristal, afirmando que nunca más USA torturá a un detenido. ¿Reconoce abiertamente que ahora se hace?, ¿no es esa una declaración gravísima?. Supongo que si Rajoy dijera aquí que en España nunca más se va a torturar a un detenido se armaría una buena, porque implícitamente estaría acusando al gobierno de Zapatero de hacerlo, porque imaginar que se trataba de una crítica a los gobiernos de Aznar es poco más o menos que ciencia ficción. Kosovo declara entre fanfarrias su independecia. Y yo me pregunto ¿y qué?, ¿la situación del ciudadano medio va a mejorar lo más mínimo? Me da que no, nada, en absoluto. Una de las muchas encuestas electorales nos muestra la indiferencia del ciudadano ante las promesas electorales, ¿por qué no me sorprende?. Según el gobierno ETA sufre la mayor debilidad de su historia, al juzgar por los resultados de los últimos ejercicios pareciera que sí, pero basta dejarse llevar por el tremendismo opositor e imaginar que llevamos decenas de muertos en cuatro años. Pues no, va a ser que no, ¿qué le vamos a hacer?. Alegrarnos, supongo, sé que a muchos les costará, pero que lo hagan como el catalán, en la intimidad, con eso me basta. Los radicales (es una forma de llamarlos, que habrá de todo) se han dispuesto a torpedear algunos actos como muestra de su democrática forma de ver la política. No deja de ser curioso que se acuse de fascismo a alguien que se ha de esconder de tus gritos. Bien es verdad que fuera del voto (insuficiente, se mire por donde se mire) al ciudadano le quedan pocas ocasiones de mostrar al político su desacuerdo. Yo iría a gritarle a Esperanza Aguirre si realmente pensara que ella se iba a inquietar lo más mínimo, por desconsiderada, mentirosa y prepotente. Pero jamás, jamás, me acercaría a ella y buscaría mayor intimidación que el de una pancarta o un grito. No digo que eso sea el paradigma de la democracia, pero algunas cosas merecen actos de otros tipo. Pese a todo no lo haré jamás y tampoco me hace gracia que sea una práctica común, al fin y al cabo todos tienen alguien con ganas de gritarle, así que si todos saliéramos por esa opción, no habría juego político posible. Ahora, Rajoy, la culpa no es de Zapatero. No puede ser que tenga la culpa de todo. La tienen todos, cada uno en su medida, igual que la tenemos nosotros en nuestra responsabilidad de ciudadano. Castro nos dice que abandona el poder, y me da una risa, la verdad, es una abdicación. El miércoles nos enteramos que el General Mena poco menos que propouso para frenar el Estatuto Catalán un golpe de estado. Visto lo nocivo y peligroso que ha resultado tal estatuto, con una España dividida, rota, irreconocible, nos da una "pena" tremenda que no lo pusiera en marcha. Ver para creer. Cerramos la semana con nuevos y vergonzosos intentos de agresión a políticos en campaña. Ni me molesto en escribir quien los recibió, que es lo de menos (ya que todos los colores tienen tachones) y reitero lo explicado antes, muchos políticos merecen la reprobación a voces del ciudadano, pero siempre dentro de una medida que está a años luz de la agresión.

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