5 de febrero de 2008

EMOCIONARSE


Mira que mi hijo me ha emocionado en estos tres años. La capacidad que tienen para entrar en lo más profundo de tu sensibilidad es incomparable a cualquier otra creación o ser. Ellos se manejan por tus sentimientos con la soltura de quien deambula por su casa. Te retuercen, te estiran, te encojen, y si no lo hacen a su antojo no es por tu resistencia, sino por su falta de interés.
Me costaría mucho elegir el momento más emocionante, sería una lucha entre besos, primeras palabras, abrazos espontáneos, caricias, juegos, risas, frases, una lucha interminable. Pero como si él supiera de mis dudas el otro día volvió de la escuela con la respuesta. Un simple papel, manuscrito por su profesora y dibujado por él. En él aparecíamos su madre y yo. Y os digo que con una fidelidad que impresiona. Verme hecho una caricatura garabateada por mi hijo, con todo su esfuerzo (me lo imagino torciendo el gesto con el lápiz) ha sido uno de los momentos más emocionantes de mi vida. Me contó como un compañero de clase le pedía explicaciones de por qué había pintado a su papá con dientes, y él se afanaba en explicarle que no eran dientes, que era la barba. Mis pelos de punta, los rizos de su madre, mi altura, la suya...en ese dibujo me siento más familia que en ningún otro papel, firmado por alcalde, concejar o cura que se precie. Este es mi libro de familia, un papel en el que mi hijo ha dibujado a su padres. Y si eso no es una familia que venga Dios y lo vea, y ya de paso, ya que se baja, le preguntaremos por alguna que otra cuestión más.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Precioso....
Salis muy guapos

Anónimo dijo...

No te pierdas nada de esto... es de las cosas que nos carga las pilas, son emociones de las buenas, auténticas...empápate de ellas.

Mis "cachorritos" son ya mayores, fui una mamá jovencita, y aún su infancia me sigue dando energía, suerte también que ellos siguen siendo "mu" gamberros y divertidos

Abrazote

Dudu dijo...

De las veces que más me he emocionado es cuando la peque empezó a elaborar frases, ya no decía palabras sueltas. Me acuerdo que fue después de preguntarle si quería un yogurt. Dijo:
"a mi no guzta, a papa si guzta yogurt"