5 de febrero de 2008

MICROS


Por fin aquel caprichoso multimillonario logró convencer al equipo médico: no quiero sentir el más mínimo dolor. Cuando terminaron la operación, su joven esposa fue la primera en saludarlo, no sintió nada con el roce de sus labios, ni las caricias de sus manos, absolutamente nada...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Larrey, esto ya se está dando.

Se trata de "anestesiar" las sensaciones y así no sentir dolor.

Es muy fuerte. Hace dos meses, murió un vecino de repente; cuando fui a abrazar a su mujer, la encontré en ese estado y lo pasé fatal, pues me parecía del todo absurdo y ridículo ser yo la que llorara mientras ella con una sonrisa de anestesia acariciara mi pelo.
Todo tan absurdo....

Un abrazo.