Envidiaba la suerte de su amigo, el trabajo, el dinero, las casas, los coches, los viajes, los hoteles de lujo, los caprichos...En cambio, su amigo se cambiaría por él sin dudarlo un instante. ¿Me dejas que le de el biberón?. Claro hombre, por su puesto.
18 de febrero de 2008
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