QUIERO SER RICO

Ayer me levanté bastante temprano. Leí la prensa en internet y escribí en el blog. Esperé a que mi hijo se despertara. Después estuvimos un rato en la cama riendonos y planeando algunas cosas del día. Desayunamos viendo las escenas favoritas de la película Bee Movie, (¡ se abeja, se abeja!) mientras lo preparaba para ir a la escuela. Salimos tranquilamente, charlando y bromeando camino del colegio (unos diez minutos andando). Vi como subía las escaleras, riéndose, de la mano de una amiguita y fui a comprar el periódico. Charlé unos instantes con el kioskero y me acerqué al bar de la plaza. Tomé un par de donut de chocolate (madre, que placer oculto) con un humeante café con leche. Leí la prensa, los titulares, los deportes, la opinión y la sección de Madrid. Después continué el paseo hasta mi casa. Seguí leyendo el periódico, esta vez escuchando a Serrat y a Sabina. Luego me puse manos a la obra con el castillo para los clics que estoy construyendo para mi hijo (otra de mis pasiones ocultas). A media mañana salí de casa para buscar a mi pareja. Comimos en un coqueto restaurante cerca de su trabajo. Volvimos a casa para esperar a nuestro hijo a la salida del colegio. Recibimos sus regeneradoras risas y sus reconstituyentes abrazos y nos fuimos camino de la piscina. Como no le había visto nadar este año no entré después (de orgullo) en mi propia chaqueta. Nos fuimos tras la piscina a casa de unos amigos a merendar, a tirarnos al suelo, a reirnos, a saltar, a pintar. Cuando caía la noche volvimos a casa, preparamos la cena y cenamos viendo un interesante capítulo de Barrio Sésamo, dientes, pis y a la camita. Un breve cuento, el del payaso serio y a dormir, que el día ha sido intenso...

Yo quiero ser rico, y la riqueza de la que hablo no se ingresa en los bancos, no puede dártela un cajera, en mi escala de valores es la única equiparable al amor, de la riqueza que hablo es del tiempo y yo, quiero ser rico.