8 de octubre de 2007

LA PRESENTADORA


Ayer venía en el periódico una pequeña entrevista a Patricia Gaztañaga (es complicado hasta pronunciarlo). Es una entrevista más, tópica, a una presentadora de televisión, tópia. Esta mujer se encarga de conducir el programa, ¿cómo llamarlo?, ¿de testimonios?, llamado El diario de Patricia. Ya digo, la entrevista, la verdad, por tópica y plana carece del más mínimo interes. Pero hete aquí que le hacen una pregunta: ¿Hay que tener una fibra especial para dedicarse a presentar programas de testimonios?. Y esta es su respuesta (literal): Te tiene que gustar la gente, tienes que tener interés por escuchar. Sobre todo, tener empatía con la gente. Psicólogos del mundo, abandonad vuestras cátedras, vuestros libros, psicoanalistas, olvidaros del psique, del superyo y de todo lo freudiano, Patricia ha dado con la clave, llevad a vuestros pacientes a programas de testimonios, donde se les escuchará y se empatizará con sus problemas. Está clarísimo, cuando una granjero le cuenta que está enamorado de su cabra lucera, ella empatiza con él al máximo y lo que busca no es, como maledicientemente pienso, la audiencia morbosa, sino que el granjero encuentre por fin el amor verdadero. Y como este miles de casos en los que la Santa Teresa de las ondas y los sentimientos ha ido empatizando y solucionando los grandes malos de esta sociedad caduca y deshumanizada. Si en su día propusieron a Bush para el Nobel, ¿qué no hacen ya en la Academia sueca que no andan buscando el teléfono de la productora de El diario de Patricia para avisar de su candidatura?. Desde luego, cuantas injusticias hay en este mundo.
Si queréis saber más sobre esta insigne mujer y su impagable labor social, no os perdáis su página web., que por cierto, creo que tiene en barbecho (tanta trabajo humanitario y empático no debe darle tiempo para tan mundanales quehaceres).

1 comentario:

ralero dijo...

Éste es uno de otros tantos programas que, amén de obsceno -y no me refiero a tantas cuestiones enfermizamente sexuales como en él salen a la luz, sino a obscenidad mental-, cumplen la función, no de carácter psicológico, sino más bien psiquiátrico a la antigua usanza. ¡Bien por Patricia la lobotomizadora!

Abrazos.