4 de octubre de 2007

EL CATALÁN


Ahora le ha dado a la Generalitat por pretender exigir una especie de examen de Catalán obligatorio para poder matricularse en cualquier universidad catalana. Eso es lo que yo llamo matar moscas a cañonazos, que no digo yo que algunas matarás, pero...
La medida no puede ser más ridícula y retrógrada. Bueno, sí, si nos esforzamos un poco podría serlo, ya puesto a dar ideas, que los alumnos vayan a clase con barretina y aquellos que busquen nota, que se desplacen en burrito, el símbolo y alter ego (¿o sería contra ego?) del toro (supuestamente español) en cataluña (ciertos sectores de). Al final todos los nacionalismos, se llamen franquistas, chavistas o de izquierdas (supuestamente, que la presunción de inocencia ha de prevalecer) acaban recurriendo a las mismas medidas, que, para mí, se parecen peligrosamente al axioma fundamental de toda religión, que no es, pese a que se empeñen en el primer mandamiento el amar a tu Dios sobre todas las cosas, sino el o estás conmigo o estás contra mí. O hablas catalán o te vas. Bueno, no hace falta que te vayas, quédate para limpiar las calles, para cuidar abuelos, para trabajar de reponedor...para todos estos trabajos no hará falta el catalán, seguro. Ahora, para estudiar, para buscarse un futuro, para intentar mejorar sí, para eso sí, que solo lo hagan los catalanes, que para eso estamos en Cataluña ¿no?. Da la impresión que desde las instituciones (únicas a las que se les puede reprochar, porque cada uno habla en su vida privada el idioma que le da la gana) buscan la potenciación de un idioma excluyente en lugar de potenciar una de las grandes maravillas de esa nación, que es el bilingüismo. Ahora que el mundo camina hacia la (supuestas) desaparición de las fronteras, ahora que internet nos universaliza, estos dirigentes se empeñan en marginar a los dos millones de catalano parlantes. De seguir así llegará un día en el que el falso, maniqueo y manipulador documental emitido por Telemadrid hace no mucho, llamado ciudadanos de segunda, no será tan falso.
Sean listos, disfruten de la ventaja que supone que la gran mayoría de sus ciudadanos sabe hablar cuando menos dos idiomas, no les condene a expresarse solo en uno, que eso es de ingrato recuerdo en su tierra, cuando había un tío bajito que les obligaba hablar el castellano. La grandeza de un pueblo está en no repetir sus errores.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Está claro que hacen exactamente lo mismo que aquello que critican. Y te lo digo como catalana...