18 de octubre de 2007

EL VALLE DE LOS CAIDOS


La ley de la memoria histórica siempre me pareció una buena idea. No me pareció buena idea mediatizarla, incluso que fuera una ley. Debía de ser tan solo un conjunto de actuaciones lógicas, y una forma de hacer política coherente con el sino de quienes te han llevado al gobierno. Pero en política parece como que si no haces algo a lo grande es que no lo haces. Notoriedad, eso es lo que me da que buscan estos requiebros legales. Pero bueno, mejor fanfarria de la buena que oscuridad y olvido. Ahora se han sacado algunas decisiones que me gustan, como por ejemplo la nacionalidad para nietos de exiliados, es una devolución (tardía) más que lógica a quien tuvo que poner pies en polvorosa por el pavoroso delito de pensar. Pero estas leyes, como si de icebergs se trataran, suelen tener una punta visible, algo que las hace notorias y que da que hablar. Ahora es convertir el Valle de los caidos (me da repelús escribirlo) en el Valle de todos los caídos. Bien, bueno, habrá por ahí quien le parezca una buena idea, que aquella majestruosa y horrenda cruz sea de todos, pero ¿de verdad esperan que yo vaya allí a conmemorar nada?. Me da la impresión de que los políticos siempre van por un camino muy, pero que muy distinto al de los ciudadanos. ¿Creen que un nieto de un miliciano asesinado en la represión va a ir a la tumba de Franco a recordar a su abuelo?. Pues no, es un acto sin sentido. Los espacios no son siempre lo que los políticos quieren, sino lo que los ciudadanos hacen de ellos. Intentar que el mausoleo de un dictador pase a ser un punto de reunión y concordia es no tener los pies en la tierra. La idea es loable, pero en el fondo, no en la forma. Lo que hay que hacer es prohibir todos los actos institucionales para conmemorar esa fecha y en ese lugar, y si la familia y los nostálgicos de los tiempos de la cárcel y la media España quieren ir allí a recordar a sus muertos, ¿no están en su derecho?. En la vida privada cada uno puede hacer lo que quiera, por eso, se llame como se llame, jamás pisaré (de nuevo) el valle de los caídos. ¿Qué vas a hacer tú?

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