17 de octubre de 2007

HABACUC, EL ARTISTA


Me gusta dejarme la contraportada del periódico para la noche, ese momento de relax en el sofá. Millás, Elvira Lindo, Maruja Torres, Eduardo Mendoza son mis velas encendidas en ese oásis de lucidez. Ayer le tocaba el turno a Rosa Montero. Me dejó helado su historia, la de un supuesto artista (también supuesto desgraciado, por decir algo) de nombre artístico Habacuc, que, ni corto ni perezoso, a lomos de la más cruel de las modernidades artísticas, se tomó la licencia de capturar un perro callejero, atarlo en su exposición y dejarlo morir de hambre, en riguroso directo. No solo tuvo la osadía de hacerlo, sino la desvergüenza de llamarlo arte. Si no fuera porque era Rosa Montero y la contraporta de El País pensaría que era un bulo de esos de internet, como la de los gatitos en los tarros de miel. Pero parece ser que es cierto, y que este tipejo tiene ideas de este tipo. Lo que más me sorprende es que nadie destara el perro y lo llevara a una perrera. Tal vez hubiera muerto, seguro, pero lo hubiera hecho con la dignidad que le falta al artista (de los cojones, apostillo). ¿Dónde tiene la cabeza el tipo este?. A mi se me ocurre un espectáculo genial para su próxima feria de los horrores; además, muy acorde con su espíritu. En mi pueblo, donde también he conocido muchos "artistas" (igual que gente maravillosa) había quien tenía como juego (anecdótico, es cierto) el atarle a un perro callejero los genitales con una cuerda muy fuerte muy fuerte, de tal forma que el riego sanguíneo se frenaba, la carne necrosaba y acababan desprendiéndose de su dueño. Creo incluso que en algunos sitios se castra así a los caballos. El caso es que Habacuc podría hacerse eso a sí mismo y sentarse en la sala más grande de su exposición a que los espectadores podamos disfrutar del espectáculo de ver sus genitales separarse de su cuerpo. Al ser él un ser humano dotado de habla (de raciocinio está por ver) sería todavía mucho mejor porque podría compartir en primera persona las sensaciones con los espectadores, cosa que el pobre chucho no pudo hacer. Creo que sería todo un éxito. ¿Saben qué dijo cuando le cuestionaron su obra?, que el perro estaba ahora más vivo que nunca porque daba de que hablar. Tranquilo, tus cojones por el suelo, si es por eso, van a dar que hablar. Aunque ya puestos a buscar utilidades, podríamos hacerlo con su cerebro, así, en el suelo empezaría a serle útil a la humanidad. Disculpad la escabrosidad de mis palabras, pero es que estas cosas me pueden.
Ya saben los que me leen que intento no apuntarme a los extremos, por eso considero que la defensa de los animales debe de ser racional y dar siempre prioridad al ser humano, pero es básico comportarnos con ellos como lo que son, seres vivos que sienten y padecen. Cosas como estas hacen dudar que el ser humano haya evolucionado tanto como nos gusta alardear.
Hay una bienal de arte en Honduras (Bienal Centroamericana) a la que este artista está invitado, y también hay una página que recibe firmas para que retiren dicha invitación. Evidentemente es poco frente a la atrocidad cometida, pero es lo mínimo: ¿quieres firmar?
Y a todo esto, podemos estar tranquilos, que lo acabo de leer, el presidente le ha dicho a Ibarretxe exactemente lo que el líder de la oposición le hubiera dicho. Podemos dormir tranquilos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Estoy sin palabras. Es cruel que Habacuc, cometa ese delito, esa salvajada. Pero no se como calificar que ninguna autoridad ponga a semejante salvaje en donde merece, en la calle con su "obra".

Por no hablar de los que admitieron como obra de arte la muerte de un ser vivo. Claro que en España no hacemos lo de Havacuc, al menos eso creo, pero cobramos entrada por ver la muerte lenta y salvaje de los toros de lidia.
Respeto, esa es la palabra. Un saludo