Si tengo alguna meta en la vida es esa, educar a mi hijo en la tolerancia y el respeto. Esa será mi verdadera aportación a la humanidad. Intento evitar frases que puedan condicionar su opinión sobre las personas, expresiones tan manidas como trabajar como un negro o esto es un coñazo intento que desaparezcan de mi vocabulario (con más o menos suerte). En casa no diferencia las tareas de mamá y las de papá, un día el baño es cosa de uno como la cena lo es de otro, y friega y plancha, y limpia y va a comprar tanto su padre como su madre. No hay diferencia alguna. No tenemos símbolos políticos en casa, ni de ningún tipo de asosiación, ni agrupación deportiva (salvo la camiseta de la selección española de baloncesto, pero creo que los muchachos lo merecían). Intento evitar películas o series de dibujos que ofrezcan imágenes sexistas, vilentas o caducas, como David el Ngomo, que pese a su evolucionado concepto de la ecología, adolece de un machismo imperdonable. No es que quiera que viva en una burbuja, pero con la oferta que tenemos no me resulta complicado filtrar y que lo que vea sea más o menos coherente con esta educación en el respeto y la diferencia de la que hablo. Creo, que además de intentarlo, lo estamos haciendo bastante bien. Tenemos un hijo que es un solete, cariñoso (no obvio la parte de fortuna que hay en ello) y que, como todos los niños, tiene sus cosas de niños, pero es un encanto y creemos que va por el buen camino. Pese a todo eso, ayer jugando me llevé una sorpresa. Tenemos un avión de los clics que los Reyes le trajeron en navidad...bueno, al padre más bien, pero él también juega. Dentro hay un piloto, una piloto (¿no suena fatal lo de pilota?) y un controlador para el despegue. Pero como hay más plazas, pues invitamos a otros clics, así que ahí está el motorista, el policía y el esquiador. El caso es que de vez en cuando abrimos la tapa para sacarlos y jugar un poco fuera y después vuelve a montar. Yo, ingenuo, coloco a la izquierda (que sé que es el piloto) a la mujer, lo hago con toda la intención, para normalizarlo, y a al derecha al piloto (pasando a ser copiloto). Entonces mi hijo me mira, sorprendido, y me dice, no, papá, no es así, y cambia al piloto a la izquierda y a su compañera mujer a la derecha. Sé que es una tontería, sé que será casualidad, que los niños establecen normas cuando ven las cosas que hacen que las repitan sin que necesariamente haya un fondo sexista, pero de verdad que me dejó algo triste y decepcionado.
3 de octubre de 2007
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2 comentarios:
Va a ser un trabajo duro el cambiar ciertas cosas. Hay que ser positivo y valorar lo que la mujer ha evolucionado en estos ultimos años. Cosas que ahora nos parecen una atrocidaz, como la pena de muerte, se ha eliminado hace un rato (197y muchos), como quien dice (Recordado en la gran pelicula que he visto hace poco: Salvador) Hay que seguir cambiando cosas, y tus escritos ayudan a eso.
Un saludo.
Un saludo
Cuándo váis los 3 en coche, ¿quién conduce?
En mi caso, cuando vamos 2 conduzco yo. Si viene algún familiar de Zinda, conduce ella, para que se note que es su coche.
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