Y DALE CON LA CRUCECITA DE LOS

Menuda polémica. Y todo porque un padre ha solicitado/ denunciado que se quitara un símbolo religioso en un colegio público. Ay, si Franco levantara la cabeza, ahora que se cumple el primer aniversario de su muerte...ah, no, que eso es en Cuéntame, que en la vida real han pasado muchos años más ¿o no?. Pues no lo veo tan claro, parece que seguimos anclados en esa especie de idolatrada y eterna transición. Y no creo que la culpa sea de quienes maldicen a este señor por defender la constitución (llamemos a las cosas por su nombre, la constitución dice que somos un país aconfesional), porque ellos defienden su creencia y lo hacen, claro, como lo hace todo creyente: buscando la imposición. Creamos o no creamos, para que ellos tengan su crucifijo, yo (mi hijo en este caso) tiene que soportarlo igualmente. No, creo que la culpa es de los gobiernos de izquierdas que hace años, en las muchas etapas de poder que han tenido, debieron dar un golpe en la mesa y haber dicho, pero ¡ qué cojones !, fuera todos los símbolos religiosos de cualquier índole de las instituciones del estado. No creo que sea nada personal contra el supuesto hijo del supuesto dios, es una cuestión lógica. Los que hablan de libertad para dejarlo sobre las paredes de las aulas no caen en la cuenta de que esa misma libertad podría convertir esas paredes en un cachondeo cromático religioso. ¿No sería más sencillo dejar la religión para el ámbito privado?. Las parroquias tienen toda suerte de actividades para facilitar a los padres la educación religiosa de los hijos, ¿no les basta con eso?. Nunca pediré que tiren una iglesia (y no será por falta de motivos) por la misma razón que jamás entenderé que haya un símbolo religioso en una escuela pública: por respeto. Claro, que viendo la fotografía que muestra el periódico de una de las salas del tribunal supremo, presidida por un enorme e inquietante crucifijo, uno no puede evitar la sensación de ser un marginado ateo en un país de almas pías...