EL CORREO AMPUTADO

En momentos de crisis las ideas y soluciones alternativas pueden ser mágicas. Son más bien, un sálvese quien pueda o un ¿cómo narices solucionamos esto cuando ya lo hemos probado todo?. Es cuando llegan las ideas ingeniosas. En mi trabajo estoy en un momento de crisis por exceso, es decir, tenemos más trabajo del que debiéramos y eso genera atrasos. Así que decidí crearme el día de las vacaciones ficticias. ¿En qué consiste?. Pues muy fácil, hacer ver que estoy de vacaciones pero no estarlo. Desconectar el teléfono y el correo y dedicarme por entero toda la jornada, sin interferencias, a sacar trabajo atrasado. La semana pasada fue la jornada piloto de esta experiencia, y si bien los resultados no fueron todo lo buenos que esperábamos, somos optmistas (mi conciencia y yo). El caso es que me ocurrió algo curioso. Trabajo todo el día pegado al ordenador, y el correo es una de mis herramientas fundamentales. Me di cuenta de que aun con el correo apagado, igual que dicen les ocurre a las personas que les amputan un miembro, que durante algún tiempo tienen las mismas sensaciones que si lo tuvieran, dependía de él. Una y otra vez miraba la parte inferior derecha de mi escritorio para comprobar si había recibido algún correo, y me decía, pero si lo tengo apagado. A los diez minutos otra vez, pero bueno, si lo tengo apagado. Así estuve prácticamente todo el día. No sé si la segunda jornada de vacaciones ficticias me volverá a ocurrir lo mismo, pero desde luego que ya puedo hablar del síndrome del correo amputado con conocimiento de causa.