Ahora una marca de videoconsolas o como se llame ha sacado un juego de las chapas. Lo realmente adictivo de los videojuegos, frente a los juegos tradicionales, es la sobredosis de realismo, hiperealismo en algunos casos. ¿Cómo va a jugar mi hijo a las chapas- me decía mi amigo Toni- si con la play parece que eres tú Cristiano Ronaldo?. Y es verdad. Pero esta idea de las chapas virtual, que con los mandos de tu consola mueves las chapas, me parece una vuelta de tuerca grotesca. ¡qué sentido tiene? No lo digo desde el punto de vista educativo, porque a nivel educacional, evolutivo o como queramos llamarlo, ¿hay alguna diferencia entre que dos amigos echen un FIFA08 o un partido de chapas de verdad, tirados en el suelo, golpeándolas con los dedos?. Están compartiendo, están desarrollando su motricidad fina...¿alguna diferencia? En cambio, a mi las chapas siempre me parecerán mejor, pero no hay nada objetivo, sino pura nostalgia de alguien que pasó horas golpendo los dichosos tapones metálicos. De hecho soy de las pocas personas que conozco capaz de ponerle fecha, en día, hora, minuto y segundo, al fin de su infancia. Fue una tarde, con unos doce o trece años. Aburrido en casa (¡ qué tiempos los que había tiempo para el aburrimiento !) decidí recuperar mi juego favorito, y preparé los artilugios tuneados (esa parte no te la da la play, ¡ genial encontrar alguna diferencia !), dispuse las porterías, las 22 chapas, con sus elevadores, un derby, para aumentar la emoción, y cuando el Butre, Michel, Goiko y compañía esperaraban deslizarse a mis dígitas órdenes me sentí tremendamente decepcionado, aburrido y desganado. Ni corto ni perezoso las metí todas en una bolsa y las tiré por la ventana. Detrás se fue mi infancia. ¿Vendrá de vuelta si me compro la play y el juego de las chapas?.
17 de diciembre de 2008
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3 comentarios:
Entonces tienen que hacer en la play también las bidas, el bote bolero, el escondite, la goma, la comba, tulipán, ........
Los juegos de antes eran compartidos, disfrutados con el grupo. Ahora... ahora es otra cosa.
¡Hola Larrey! He vuelto para quedarme. Recibe un abrazo de esta que te aprecia. PAQUITA
Coño, Paquita, ya nos has alegrado el día (estoy cansando de revisar la ortografía de mis escritos)
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