6 de diciembre de 2008


NEGATIVO

En el verso quebrado,
Desangrándose a chorros sin cadencia,
Se consume el poema:


No hay métrica que aguante
La arritmia que, indolente, hacia el ocaso,
A golpes difumina el horizonte,
Ni asonancia posible en las estrellas,
Para tanto silencio.


Un estrépito mudo
Carcome en sus periplos a la noche
Y, ajadas bajo el peso de sus huellas,
Minuto tras minuto, prematuras,
Las horas se suicidan en lo eterno.


El pañuelo del tiempo se deshace:
No es el último adiós que soslayamos,
Esperando una luz al fin del túnel,
Con sólo frágil piel por equipaje;
Es la densa maraña que, en las vías,
Se expande disgregando en el olvido
El hierro, las traviesas, los andenes,
Los signos de los mapas,
Origen y destino.


Qué más decir si nada se hubo dicho,
Qué argumentos usar frente al silencio,
Frente a la mar en calma…


No sé si tú
Lograste remontar a tiempo el vuelo,
Migrando a primaveras encendidas
Y a auroras renaciendo en otros cánticos;
Yo, atónito, ya he visto, al fin del túnel,
La luz, en negativo, del invierno,
Opaca, queda y muda como el mármol.

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