11 de diciembre de 2008

MÁS Y MÁS


El que no tiene una casa sueña con tenerla. Le da igual si es pequeña. Cuando la tiene, al poco tiempo hasta le frustra que el salón sea de paso. Con una casa con salón independiente sueña con dos cuartos de baño. Con dos cuartos de baño con una tercera habitación. Con la tercera habitación llega la terraza para las plantas. Con las plantas la piscina comunitaria y a ser posible paddle. Con los espacios comunes una cuarta habitación para un despacho y el segundo coche. Con el segundo coche una nueva plaza de garaje y algo de dinero para viajar. Cuando por fin viaja le gustaría cruzar el charco y hacer ese viaje que siempre quiso. Cuando logra viajar se da cuenta de que vivir en comunidad tampoco le entusiasma y busca su adosadito, con trocito de cesped. Con el adosado se cansa del vecino y quiere uno individual, y un tercer coche para jubilar el viejo, al que ya tiene que pasar la ITV y es un coñazo. Siempre soñó con un porche, así que su felicidad no es plena hasta que tiene un Cayenne en la doble plaza de garaje de su chalet individual. Con todo eso quiere que su hijo estudie en la mejor universidad privada del país, pero cuando lo tiene sueña con que sea Harvard quien licencie el pequeño, mientras el mayor espera plaza en Oxford. Cuando tiene todo esto le gustaría tener su propia empresa y dejar de tener jefes. Cuando la tiene, le importa poco que sea pequeña, le basta con dos empleados, pero al poco le gustaría al menos tener una decena de subordinados...

Esto, que parece una soflama pesimista no lo es, sino más bien todo lo contrario, es una invitación al optimismo: tengas lo que tengas nunca será suficiente, así que no supedites nunca tu felicidad a lo que tengas, porque jamás lo serás del todo.

4 comentarios:

Ángela dijo...

Va de boca en boca una frase que reza así: no es más rico quien más tiene, sino quien menos necesita.
Pero no, el ser humano no está preparado para la austeridad.
Qué ignorantes somos.

Dudu dijo...

La felicidad no depende de los bienes terrenales, o por lo menos ese es el consuelo de nosotros, los pobres.
El dinero no da la felicidad. Efectivamente, pero te acerca a ella.
¿Quién no lleva algún décimo de lotería para el sorteo de Navidad?

Jésvel dijo...

Yo me quedo con un proverbio: "Es mejor ser dueño de una moneda que esclavo de dos"

Larrey dijo...

Muy bueno, Jesvel, para la colección