Imaginad que se van todos los empresarios. Que se van todos los que generan trabajo. Que se van todos los que hacen las carreteras, los ferrocarriles, las aceras, los que arreglan las farolas y limpian las alcantarillas cuando están anegadas. Los médicos. Los dentistas, los transportistas, la florista que te vende flores el día de la madre. Imaginad que se fueran los profesores, los panaderos, el de la tienda de la esquina, los peluqueros, los banqueros y los estanqueros, los policías, los albañiles y los fontaneros, el electricista, el librero, los kioskeros, los camareros...en definitiva, imaginad que se fueran todos los que no comparten lo del tiro en la nuca como lenguaje. Imaginad, ¿quien quedaría?. No voy a pedir, porque mi imaginación tiene límites, que los pistoleros, los asesinos y toda su prole de malnacidos hiciera esta reflexión, pero ¿y el resto?, los que miran a otro lado, los que ven esto como un mal menor, los que entienden las muertes como daños colaterales, a esos sí, a eso sí les pido que hagan esa reflexión: ¿quién iba a quedar?, ¿os gustaría vivir en un país donde el porcentaje de asesinos fuera el más alto del mundo?. A mí me daría que pensar. El que es pistolero lo será para toda vida. El que lleva décadas expresándose a tiros jamás va a encontrar la paz en la tolerancia. Pensadlo, porque ese es el país que estáis construyendo, y en el camino nos vais matando...
4 de diciembre de 2008
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2 comentarios:
Muy bueno. Creo que la sociedad vasca es la única que puede y debe acabar definitivamente con esta panda de mafiosos. Ya está bien de intentar entenderles. Hasta que eso no deje de suceder no habrá manera. Creo que ha llegado el momento de señalarles y de amedrentarles, simplemente para que sepan que todos sabemos quienes son y para que de una vez por todas al menos se sonrojen.
Cuando empiecen a sentirse amenazados porque les señalemos, se acojonarán, y eso que nosotros les señalaremos con el dedo y no con con la pistola con la que ellos nos disparan.
¡Gora Euskadi libre de ETA!
ESTOY CONTIGO. Lo mejor sería dejarlos solitos. Yo ni me molestaría en apuntarlos con el dedo. No merecen la atención de nadie, que se queden solitos.
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