La vida no me ha llamado por el camino de la canción. Mis amigos saben que no es falsa modestia y a ellos les pido que no hagan leña del árbol caído con sus comentarios. Decir que canto mal es intentar agradarme, porque habría que buscar sinónimos más agresivos. Para desgracia de mi entorno me encanta hacerlo, una fiesta no es tal para mí si no hay una guitarra y unos cantes de por medio. Me animo fácil ¿verdad?. Es cierto que con la especialización la cosa puede disimularse. Son antológicos nuestros conciertos de cara A y cara B, que ahora hemos modernizado con una cara A en la que cantamos y una B en la que pedimos perdón. Así, algunas canciones, destrozadas por el uso, amoldadas a mis limitaciones y acompañadas con cierto arte a las cuerdas pues dan el pego. Y os dejo un pequeño ejemplo en youtube para que juzguéis, esta es la actual cara A. A la percusión, el heredero, el Nene de panben. Como la música dicen que amansa a las fieras a mi hijo el mayor le tocaba la guitarra de vez en cuando. Incluso, llevado por la euforia paterna, en algunos casos me lanzaba a acompañar con graznidos la melodía y entonces él ponía cara de estar pensando ¿quién eres y que has hecho con mi padre? y a la segunda estrofa lloraba como un querubín al que le hubieran pillado los buñuelos con una puerta. Sin esconder mi frustración abandonamos esa rutina, pero tenaz que es uno, lo he vuelto a intentar con mi segundo hijo. Mismo ritual, unos acordes primero, tentar a la suerte con la melodía y, sorpresa, sorpresa, el pequeño de la casa está encantado. Es verme sacar la guitarra y sonreír. Cuando le canto suele estar en una hamaquita que se balancea (bueno, en algunos casos llamarlo balanceo es quedarse corto porque más que una hamaca pareciera una catapulta) y el caso es que el tío permanece atento a mis letras, a mis desentonaciones y solo le falta aplaudir, porque por mucho que se empeñe su hermano, todavía no sabe. Así, acompañado por el puro amor paterno, poquito a poquito voy encontrando hueco para retomar mi amor a las cuerdas, teniendo un fan de los de verdad todo es más fácil.
23 de diciembre de 2008
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