13 de abril de 2008

La semana empezó con la renovación en el PP, que desata ciertas iras en la vieja guardia. Por mi parte, como siempre, dejaremos que sea el tiempo el que hable, incluso de si hay una verdadera renovación o un limpiado de cara con toques femeninos. Mientras tanto la justicia, si ya sin huelga era como la M30 en hora punta, ahora, con estas huelgas de ida y vuelta, es un sumidero atascado. Hilary le pide a Busch que no acuda a la inauguración de los JJOO. Y parece esa una idea que está cundiendo (¿no empezó SuperSarko?). Es un punto intermedio entre la política y el deporte. Un deportista que lleva la vida preparándose para esto no ha de pagar el precio de que el COI decida dar la organización a una dictadura que se pasa los derechos humanos por el mismísimo forro. De este modo, politizando la fiesta inicial, damos herramientas a los estados (¿democráticos?) para mostrar su rechazo sin obligar a los deportista a politizar su vida. Esperancita lanzó un órdago a Rajoy a media semana, tiñiendo una indecisión que bien pareciera esconder un ¿y si me presentara, Marianito?, mira que me presento y la liamos. Dos personas murieron por el mal de las vacas locas en Castilla y León, a estas alturas. El ministerio de agricultura, como no podía esperarse otra cosa, aclara que se trata de personas que adquirieron la enfermedad antes de los controles. Pese a todo, da miedo. Zapatero en el proceso de elección del presidente (que no deja de ser curioso que los españoles votáramos y ahora tengan que hacerlo los diputados) aclara que nos preparamos para dos años de profunda crisis. Al parecer la mayor dentro de las economías avanzadas. Para el flamante renuevo presidente esto no ha sido crisis, sino que ha sido un aperitivo, así que apretarse el cinturón, hipotecados, apretarse el cinturón ¡ más !. Rajoy, incluso, en este impás que parecemos vivir en la rutina opositora, se ofrece, desconfiado, como no podría ser de otro modo, para algunos pactos de estado. Claro, con lo que tiene en casa con la Esperancita como para andar lidiando batallas fuera. Y Carlos Cano me viene a la mente cuando reaparece la historia de Palomares, donde tuvo lugar el mayor accidente con armamento nuclear de la historia. Resulta que los yankis se dejaron toneladas de tierra radioactiva que ahora se ofrecen a llevarse gratis. Que alegría que no nos cobren los portes de la basura, lo mismo hasta pensaban que teníamos que costearlos nosotros. Y no quiero cerrar la semana sin hablar de fútbol, porque como dice Relaño, todavía merece la pena. Más de 12 millones de personas nos pegamos, ávidos de Davides contra Goliats, para intentar que el Geta le diera en toda la idem al poderoso Bayerm. No había disfrutado(/sufrido) tanto con un evento deportivo desde el España-Argentina del los mundiales de basket. La injusticia de la épica futbolera puso al "malo" en la gloria y a los gladiadores humildes en la derrota, pero pasadas las horas es lo de menos, porque a las personas como yo nos queda el rato que pasamos, las uñas mordidas, los goles gritados, los uys, los cuidado, los ay madre. Por todo eso, de parte de los que disfrutamos tanto de la épica del deporte, gracias, Getafe, habéis ganado para siempre mi simpatía.

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